sábado, 1 de mayo de 2010

¿SE PUEDE ARREGLAR UN MATRIMONIO?

Antes de pensar en arreglar un matrimonio dañado, sería bueno preocuparse por reparar a la persona dañada y a uno mismo. Y cuando digo “reparar a la persona dañada” lo hago de manera simbólica, pues quien sufre el daño, tiene que sanar heridas con o sin la ayuda del cónyuge.

Sin embargo, como estoy convencida de la “intersubjetividad” de los seres humanos, es decir que somos el resultado de nuestra manera de relacionarnos con el mundo, con nuestros padres y nuestra familia, creo que las relaciones entre personas crean, restauran o destruyen entre sí.

Si hablamos de reparar un matrimonio, hablamos de reparar los daños entre dos seres humanos, las heridas que pueden ir desde “decepciones” hasta verdaderos ataques y agresiones del orden de lo irreparable.

Si un hombre y una mujer, constituidos en un matrimonio deciden reparar esa relación se debe empezar por ver la verdadera dimensión del daño emocional y familiar. Muchas veces las personas han ejecutado heridas que son irreparables y eso es también importante saberlo para ver si al menos pueden seguir construyendo una relación de papás y ya no de esposos.

Se tiene que tener mucha claridad en entender cuáles fueron los motivos aparentes y los motivos profundos para destruir la relación. También si es posible que existan modificaciones dentro de cada uno para que el vínculo de confianza, amor y proyecto de vida puedan seguir un camino compartido.

Una relación matrimonial es una decisión que envuelve una serie de áreas: afectiva, sexual, entre otras, las cuales implican una capacidad de construir y recrearse a sí mismo y a la pareja.

Hay muchos valores que se pierden cuando se ha dañado el vínculo y se necesita trabajar sobre ellos para rescatarlos, si aún es posible: el respeto, la consideración y la amabilidad. Es necesario obsequiarle a la pareja atenciones y delicadezas, cuidar el lenguaje. Es aceptar al cónyuge tal y como es, sin críticas ni quejas.

- La ayuda mutua. Es la cooperación en todo, en las buenas y en las malas, en la enfermedad y en la salud, en la pobreza y en la abundancia, en las labores del hogar y en la educación compartida y comprometida con los hijos. En la disciplina, en la educación y en la fe. A través de la ayuda mutua la pareja se complementa, se integra, progresa, se perfecciona y alcanza la felicidad que tanto anhela.

- La fidelidad. Se podría pensar que esta es sólo el hecho de un nuevo amor de parte de uno en la relación. Esa es sólo una forma de infidelidad, porque se es infiel cuando no se respeta el compromiso que se hizo al contraer matrimonio.

- La humildad. La simplicidad y la sencillez que lleva a los esposos a preocuparse más de sus deberes que de sus derechos. Gastarse y desgastarse por hacer feliz a la pareja.

- La paciencia. Esta lo salva todo. Impide a los esposos irritarse ante sus debilidades, y los lleva a amarse hasta en sus defectos. La paciencia es la base del crecimiento personal y de pareja.

- La confianza. Es de suma importancia que en la pareja haya confianza absoluta y que no se oculten nada. Que no haya sombras que den paso a los malos entendidos. No acumulen resentimientos ocasionados por la desconfianza. Es mejor aclarar todas las dudas, para que cada nuevo amanecer sea claro y brillante.

- La libertad. Se entrega por amor y por amor a la libertad nos atamos al matrimonio. Es importante no esclavizar al cónyuge, dejándolo libre para que crezca como ser humano. No lo domines, ámalo.

1 comentario:

  1. Si tu pareja necesita espacio, dale espacio. Pasa tiempo haciendo esas cosas que te hacen sentir fuerte, capaz y nutrido. Pasa tiempo con tu familia y tus amigos, habla de tus sentimientos con otros. Haz lo que sea para asegurarte de que la próxima vez que hables con tu pareja acerca de la crisis matrimonial estés tranquilo, recogido y controlando tus sentimientos, de modo que puedas hablar con sinceridad.

    mas consejos

    http://tinyurl.com/RecuperarMatrimonio

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