El yoga enfoca tres dimensiones del ser humano: física, mental y espiritual. (USI)
¿Puedo hacerlo yo? Pregunta obvia que aparece cada vez que vemos a gente practicando posturas de yoga. Que la mano por aquí, que el pie doblado por allá, como si el cuerpo humano estuviera formado por piezas de plastilina. Lo cierto es que hay que dejar los prejuicios, pues el asunto es más sencillo de lo que parece.
“Cualquiera puede practicar yoga. Conozco a personas que tienen 100 años y lo hacen. Lo principal es saber respirar profundamente”, cuenta Álex Landázuri, profesor experto en la disciplina.
ESTILO DE VIDA. Esta práctica enfoca tres dimensiones del ser humano: física, mental y espiritual. Landázuri considera que ayuda a potenciar la vitalidad, fortalecer y flexibilizar el cuerpo, fomentar los pensamientos positivos, reducir la ansiedad y el estrés, mejorar la respiración, la circulación sanguínea y la postura, controlar el peso, entre otros beneficios.
Hay diferentes tipos de yoga, cada uno orientado a necesidades específicas y de acuerdo con las capacidades físicas de los participantes. Lo ideal es consultar con los maestros y determinar con ellos cuál es la mejor alternativa.
Por ejemplo, existe el power yoga o el hot yoga, los cuales son intensos y demandan mayor esfuerzo. Mientras que el ivengar yoga es más relajado y menos exigente a nivel físico.
Lo que sí se procura en todos los casos es que el yoga sea un aspecto fundamental en el estilo de vida. Es decir, un complemento constante, habitual y no un ejercicio esporádico como jugar fulbito los domingos.
El yoga es un elemento regulador en el funcionamiento del ser humano, lo cual debería llamar la atención de todos aquellos interesados en una vida plena y vinculada al bienestar físico y mental. No hay pierde.
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