Los rituales de las doce uvas, comer lentejas, pasear con una maleta, y sobretodo el de llevar puesta ropa interior amarilla, son muestras de la necesidad de transformación que tenemos, esa necesidad de convertirnos, en alguna medida, en otro yo, pero mejorado y repotenciado. El Año Nuevo nos da ese espacio divertido y reflexivo al mismo tiempo, para creer que todo será posible en los 365 días que tenemos por delante.
Hacer que cada minuto cuente es mi deseo para el año que empieza, hacer que cada acción satisfaga nuestras expectativas, sean grandes o pequeñas, hacer nacer la esperanza y tener el valor para luchar por aquello que no luchamos en el 2009. Siempre queda algo en el tintero, siempre queda algo por decir, esas palabras son las dueñas del año que empieza, eso que faltó, eso que no salió de nuestro corazón debería ser lo primero que salga y lo primero que se diga la noche de Año Nuevo.
Entre brindis y bailes, entre las olas del mar y las carpas de nylon, entre la montaña y el hermoso paisaje que tienes al frente, o entre el televisor y tu edredón de plumas, sea el lugar que sea, allí descansa la verdadera esencia del Año Nuevo, la simple y perfecta oportunidad de comenzar de nuevo. Sin inventar una versión de ti mismo, siendo solo tu.
Es un privilegio despertar cada día y tener salud, dinero y amor, de eso trata cada cábala de Año Nuevo, porque no hay motivación más humana y más verdadera. Las estaciones solares cumplen un ciclo natural y maravilloso cada año, llegamos a este punto final, pero la tierra tiene la mágica posibilidad de convertir ese final en el retorno más intenso de nuestras vidas.
Somos el punto inicial de este Año Nuevo, cargados de energía y buena vibra recibamos ese instante en el que todo acaba y se abre paso una nueva opción. El génesis de la alegría y la fuerza. El 2010 será un año difícil para el mundo entero, la crisis financiera internacional y los cambios medioambientales son una preocupación real, sin embargo los invito a guarecer los sueños y arropar el alma.
Cinco, cuatro, tres, dos, uno… ¡Feliz Año 2010! Y que la fiesta continúe…hasta que el cuerpo aguante y la sonrisa quepa.
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