lunes, 25 de octubre de 2010

ACOSO SEXUAL EN EL TRABAJO

¿Cuándo un piropo, elogio o gesto de cariño deja de ser un simple acto de camaradería y se convierte en acoso sexual? Una delgada línea –o no tan delgada- que se convierte en una amenaza y perjudica la situación laboral y las oportunidades de empleo de diferentes trabajadores y trabajadoras. Abusos que en muchos casos no son denunciados por las víctimas por miedo a ser despedidas o por temor a ser acusadas de exagerar episodios no tan “graves”.
En las últimas décadas, los casos de abuso sexual han proliferado. Fenómeno fuertemente marcado por la incorporación de la mujer al ámbito laboral. Y si bien los casos de abuso no están dirigidos exclusivamente a la población femenina, estas representan las víctimas más comunes. Damnificadas que lejos de ser protegidas, en la mayoría de los casos, son cuestionadas y expuestas al escarnio público.

También vale decir que para aquellos hombres que son acosados sexualmente la denuncia se torna más difícil, ya que el preconcepto de que esta problemática afecta solo a las mujeres, por ser consideradas el sexo “débil”, hace que sus casos sean vistos con cierto recelo
Según un informe el acoso sexual se presenta de muchas formas. Una de las más notorias es el llamado acoso quid pro quo, expresión que describe la situación en la que una empleado se encuentra obligado a elegir entre acceder a demandas sexuales o perder algún beneficio laboral o el propio puesto de trabajo.
Y así como existe horisontal, que se da entre compañeros de trabajo, y que enturbia el ambiente laboral. Hostigamiento que resulta difícil de reconocer y definir, ya que al no existir una relación de poder, es asumido por la víctima como un acoso personal y no como un abuso a nivel laboral. Como también ocurre que algunas personas creen estar siendo acosadas sin tener razón.
señala que se tiende a disculpar al acosador o minimizar su conducta al no haber alcanzado la agresión física. Sin embargo, si bien es posible responder en términos de igualdad ante una broma dudosa, lo cierto es que estas bromas funcionan como auténticas agresiones verbales, aunque, en muchos casos, no pueden ser reconocidas como tales. ¿Cuántas veces quedamos expuestos sin saber qué responder ante un compañero que bromea sobre un tema que nos violenta?
La pregunta es: ¿cómo denunciar estos hechos y quién ampara a las víctimas del acoso sexual? Para la OIT es necesario que las empresas y la sociedad asuman lo grave de la problemática y respeten debidamente los derechos de la víctima y del acusado. Teniendo en cuenta que –en su mayoría- las denunciantes no tienen por objetivo demandar a la empresa, sino conseguir que cese el comportamiento ofensivo, que no vuelva a darse y que se las proteja de cualquier represalia por haber presentado una querella.
Crear una atmósfera que rechace la intimidación sexual y promueva un ambiente de camaradería productivo, en el que se respete por parte de todos la dignidad de cada uno de los trabajadores es el gran desafío. Habrá que ver quién lo asume.




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