jueves, 4 de marzo de 2010

MAGALY SOLIER


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“Madeinusa” nos presentó a Magaly Solier como una intuitiva y talentosísima intérprete. Claudia Llosa, con el ojo siempre diestro de una realizadora a punto de lanzarse por primera vez a las azarosas aguas de la creación, la descubrió de una manera casi casual en su Huanta natal y, desde entonces, el cuento de hadas no dejó de alimentar sus propias quimeras.

En aquella inolvidable ópera prima de Llosa, Solier se reveló como una estrella en ciernes, y gracias a esa película supimos también que su admirable protagonista, además de una actriz de cine con un potencial enorme, era una cantante muy dotada. Hoy, un par de años después, Solier conquistó los corazones del jurado, de los organizadores y de los asistentes a la última Berlinale con los mismos argumentos: su maravillosa naturalidad frente a las cámaras y una voz tan dulce y triste como un mágico paseo por las alturas andinas.

“La teta asustada”, , ha confirmado que tanto Llosa como Solier nacieron con una buena estrella, una luz silenciosa que ilumina sus pasos: una seguirá acaparando galardones con sus películas; la otra volverá a robarse los corazones de todos con sus canciones.

“Cuando llegamos a Berlín, nos sentimos como unas estrellas”, contó Solier en la rueda de prensa ofrecida el jueves por la directora y las protagonistas de “La teta asustada” en el Teatro Peruano-Japonés. Antes de la ceremonia de clausura de la Berlinale, cuando las celebridades desfilaban por la alfombra roja y desde los parlantes bellas canciones del filme, ya no quedaban dudas: ya eran unas estrellas del cine mundial. Y el Oso de Oro solamente sirvió para que todos aquí en Lima también nos diéramos cuenta de eso.

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