El Ser Crístico, es Ser en Cristo.
Es una energía de puro Amor Divino.
Es ser intermediarios entre la parte humana y la divinidad.
Es un Ser de Luz inteligente, con una conciencia pura y perfecta que crece y se incrementa con el Cuerpo Causal.
Viviendo en las cualidades de Dios, para que Cristo se expanda y se incremente el Bien de nuestro Cuerpo Causal.
El Ser Crístico es nuestro Ordenador de Energía y al entregarle el comando de nuestros vehículos no hay despilfarro de energía.
Actúa como un Observador Silencioso, conociendo nuestro 
recorrido, sosteniendo nuestro Patrón de Perfección, dirigiendo al 
cuerpo en las tareas a realizar para la formación y restauración de 
alguna parte dañada.
Es quien nos transmuta el día de nuestro cumpleaños, para que
 la cercanía de la Divina Presencia, sus regalos y bendiciones puedan 
ser absorbidas con mas profundidad.
Cuando estamos desencarnados moran en la Cuarta Esfera otorgados  para acelerar la unidad con nuestra Divinidad.
De El proceden los ímpetus e inspiraciones de bien, que nos 
llevan a desear ser mejores, mas amorosos, perdonadores y a expandir la 
bondad de corazón.
Nos ayuda a comprender que cada ser humano esta llamado a convertirse en el Cristo, así como lo manifestó Jesús en la Tierra.
La Nueva Era es un tiempo de Cristos manifestados, expandidos, es un tiempo de Amor, de Paz y de Pureza.
Tenemos que recordar en todo momento que cada hermano lleva 
un Cristo en su corazón y así conectarnos con esa esencia Crística que 
es todo lo noble y bueno de esa individualidad y no con su personalidad.
Evitando de esta forma la posibilidad de sentir, pensar o actuar de alguna forma menor a la Presencia Crística.
El Santo Ser Crístico es la personificación más cercana que 
tenemos de nuestra propia Divinidad “Yo Soy” que se mantiene en las 
esferas superiores.
Este ser que somos nosotros mismos y que está ubicado entre 
la presencia “Yo Soy” y el cuerpo físico, mantiene una llama de su 
propia esencia en el centro de nuestro corazón.
Cuando la reconocemos y aprendemos a amarla y proyectarla al 
mundo exterior, este grandioso ser toma posesión y hay una persona 
unificada y alineada con nuestra Divinidad.
Y es Dios quien actúa, manteniendo a la personalidad exterior
 replegada en estado incoloro, inodoro e insípido, como el agua pura, 
cristalina o transparente.
Es la única forma que la energía Divina se puede manifestar en el mundo exterior tal cual es y sin ser contaminada
Se realiza una transfiguración y el cuerpo físico manifiesta 
un perfecto estado de salud, una perfecta belleza y una perfecta 
silueta.
El Elemental del cuerpo físico ya tiene de donde sacar el patrón perfecto de nuestro aspecto físico.
Pensamos, sentimos y actuamos como lo hacen los seres 
ascendidos, lo único que deseamos es el bien para nosotros mismos y para
 los demás.
Si en nuestro andar hemos lastimado a otras personas, debemos
 usar el servicio de la llama violeta transmutadora para disolver todo 
error y regalarle a las personas lastimadas todo el bien de lo mismo que
 queremos para nosotros y de esta manera compensar sus sufrimientos.
Todo debe quedar en perfecto balance para que nuestro cuerpo 
etéreo (el alma) que alberga a nuestros chakras con todo el registro de 
lo vivido, emita toda la luz y el fuego, tal cual nos viene de Dios y 
así la llama en nuestros corazones continúe expandiéndose para beneficio
 de toda la raza humana.
Este ser Crístico tiene una vibración más baja que el de la 
Presencia “Yo Soy”, ambos son uno en acción conjunta, y su cualidad es 
de carácter sentimental, convirtiéndose en el Vigilante Silencioso de la
 persona.
Es el único Hijo de Dios engendrado, que si se le da libertad, actuará como el Director Divino de todos los asuntos materiales.
La activación del Ser Crístico al asumir el mando de todos 
nuestros asuntos exteriores, es conocido como la segunda venida de 
Cristo y es algo totalmente individual.
Por lo tanto cada quien tiene que convertirse en su propio 
Cristo dentro de sí mismo y de esta forma cumplir con su propio Plan 
Divino.
Tomar conciencia de su corona, su canal de conexión con la 
Divinidad, expandirlo, ampliarlo y desde él llegar a su Ser Crístico, la
 Consciencia de Cristo en él, del Amor Incondicional, a sí mismo y desde
 la unidad de todo lo que somos.
Amor Incondicional a todo lo creado, aquí, ahora, presente, 
pasado, futuro, dimensional e interdimensional, Consciencia de Unidad y 
Totalidad.
Inundarse del amor, transformarse en dulce Luz. En Paz con nosotros, en Todos, en Unidad.
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