Y llegando hasta la frontera de Argentina y Paraguay, nos topamos con un verdadero espectáculo de la naturaleza, por algo es considerada como una de las maravillas del mundo, hoy conocida como “Hito de las Tres Fronteras”, es en realidad el encuentro apasionado de los ríos Iguazú y Paraná.
Sus aguas caen por metros y metros de altura, dejando en su caída, bellos arco iris que colorean el paisaje, con una delicadeza única y excepcional, así como su nombre que proviene de las palabras “y”, (similar a la /u/ del francés, producida por contracción de la garganta) y “guasu” (guadsú), que en lengua guaraní quieren decir “agua” y “grande”, respectivamente, ambas características innegables de las maravilloso accidente geográfico.
Una falla geológica producida en el cauce el río Paraná hizo que la desembocadura del río Iguazú quedara convertida una abrupta cascada de 80 metros de altura. En cuya extensión, sobresale el salto Brasilero denominado la Garganta del Diablo a 23 kilómetros de distancia, el cual maravilla al espectador por su impresionante belleza, devolviendo junto a su llovizna, una sensación de pequeñez, que solo las verdaderas maravillas naturales, pueden transmitir.
La violencia de la caída produce una niebla permanente, en la cual los rayos solares conforman múltiples arco iris de insuperable belleza, enmarcados en un entorno selvático que poblado de animales y aves autóctonas, transforman al parque de las cataratas en un lugar privilegiado, y al que turistas de todo el mundo programan durante meses visitar, lo que no sabrán, si no hasta que lleguen allí, es que jamás podrán olvidar la magia que estas aguas le transmitiran.
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