Naciones Unidas, 20 ene (EFE).- Naciones Unidas rindió un homenaje a las víctimas del terremoto que sacudió a Haití, entre las que hay unos 57 miembros de la misión del organismo en el país caribeño, con un minuto de silencio, la colocación de una corona de laurel y una vigilia.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, depositó una corona de laurel en el vestíbulo del emblemático edificio que en Nueva York alberga la sede del organismo y guardó un minuto de silencio junto a centenares de empleados con caras sombrías, que en muchos casos conocían a colegas que perdieron la vida en la catástrofe.
El terremoto de 7 grados en las escala de Richter que hace una semana devastó la capital haitiana se ha cobrado la vida de 57 integrantes de la Misión de Estabilización en Haití (Minustah), mientras que otros 300 se consideran desaparecidos.
El Consejo de Seguridad aprobó por unanimidad el envío a Haití de otros 3.500 militares y policías durante seis meses para mejorar la seguridad y la distribución de la asistencia humanitaria.
Las operaciones de socorro van rápidamente en aumento, aunque para aquellos que lo han perdido todo, claro, la ayuda nunca llega temprano, dijo Ban, tras asistir a la reunión del máximo órgano.
Ban precisó que las Naciones Unidas ya han recibido indicaciones de algunos países (interesados en contribuir con militares o policías), por lo que el despliegue de las tropas y los policías se hará rápido.
Brasil y la República Dominicana ya expresaron su disposición de enviar hombres a la zona del desastre, así como la Unión Europea (UE), que se ha comprometido a enviar un contingente de 150 gendarmes. La misión de la ONU, que opera desde 2004 y está dirigido por el general brasileño Floriano Peixoto Vieira Neto, está integrado por 9.065 uniformados, de los que 7.031 proceden de diferentes ejércitos y 2.034 son policías, según la institución. Una semana después del terremoto de 7 grados en la escala de Richter, que, según fuentes haitianas, causó más de 100.000 muertes e incalculables pérdidas económicas, las organizaciones humanitarias internacionales aún afrontan muchos problemas para la distribución de la ayuda. La oficina de coordinación humanitaria de la ONU (OCHA) aseguró que la ayuda a los damnificados ya fluye con más intensidad, aunque la magnitud de la tragedia hace aún difícil el acceso al agua, alimentos y asistencia médica para los miles de heridos y los tres millones de damnificados.
También resaltó que la asistencia ha empezado a llegar a poblaciones del área metropolitana de la capital haitiana, Puerto Príncipe, que hasta ahora habían sido prácticamente ignoradas.
Asimismo, señaló que la atención médica, los servicios forenses, la construcción de refugios, el agua y los alimentos siguen siendo prioritarias, al igual que la red de telecomunicaciones básicas.
El jefe interino de Minustah, Edmond Mulet, consideró "exageradas" las informaciones sobre saqueos y desórdenes que han aparecidos en los últimos días en algunos medios de prensa.
La situación se encuentra bajo control, afirmó el diplomático guatemalteco en una conferencia vía satélite desde la capital haitiana.
El secretario general de la ONU reconoció en un posterior encuentro con periodistas que una semana después del terremoto una de las cosas que más le preocupa "es cómo darle esperanza a la gente".
"Hay muchos jóvenes en la calle sin saber qué hacer", dijo Ban, que el domingo visitó Puerto Príncipe durante seis horas para conocer de cerca la situación del país y de las actividades de la ONU.
En la petición de fondos por 562 millones de dólares a los donantes internacionales, la ONU ha incluido unos 40 millones de dólares para crear inmediatamente programas de empleo, a través de los que se contratará personal para tareas de desescombro y reparación de infraestructuras.
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