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Miles de visitantes procedentes de todos los rincones del mundo acuden cada año a la ciudad de los canales atraídos por sus no menos conocidas fiestas de Carnaval que, tras el Carnaval de Rio de Janeiro Brasil), es el más popular del planeta. El Carnaval de Venecia, famoso en todo el mundo por su elegancia y su antigüedad es, sin lugar a dudas, uno de los mayores atractivos que Italia dispensa al turista y el período del año con más afluencia de visitantes; por ello, a quienes quieran disfrutar de la fiesta les conviene reservar un Hotel o estancia con muchos meses de antelación.
“Está bien enloquecerse una vez al año”
Esta frase resume la esencia del Carnaval veneciano, reconocido en 1296 y que se ha popularizado por sus extrañas y maravillosas máscaras que pasean antes de Cuaresma por la mágica ciudad italiana.
Es, sin duda, una buena época para viajar a Venecia de otra manera, una ciudad espectacular y muy disfrutable en cualquier época del año, pero si se tiene la fortuna de visitarla durante el Carnaval, es todavía más deslumbrante.
En la actualidad, los Carnavales de Venecia comienzan doce días antes de la Cuaresma y terminan el martes de Carnaval. Durante estos diez días, los disfraces y los desfiles son los auténticos protagonistas. Los trajes que se utilizan son característicos de los años 1700 y abundan las maschera nobile, unas caretas blancas con ropajes de seda negra y sombrero de tres puntas.
Las máscaras más características son las blancas, con tonos dorados o plateados y elaboradas de papel maché. Existen también trajes tradicionales como el del arlequín; no obstante el más reconocido es el del médico de la peste, con su larga nariz que en ocasiones lleva en su interior hierbas aromáticas según marcan las costumbres.
Tanto los venecianos como los miles de turistas que abarrotan las calles de la isla se engalanan con máscaras y disfraces para danzar cada febrero por todos los bellos recovecos de esta encantadora ciudad que se llena de bailarines, acróbatas y teatro.
Durante las noches, se realizan bailes en salones y las comparsas conocidas como compagnie della calza realizan desfiles por la urbe. Dos de las agrupaciones preferidas son Los Ardientes y Los Antiguos. Además, quien se haya podido comprar un auténtico disfraz podrá ir al Florian, donde podrá posar para que lo admiren y le echen fotos. Durante los días que duran los festejos se instala una carpa en la plaza San Mauricio para que los artesanos demuestren cómo se elaboran las máscaras y las comercialicen vendiéndolas a turistas interesados, dispuestos a pagar cualquier precio por ellas.
“Carna” “val” significa “adiós a la carne” y, como su nombre da a entender, representa un período de fiesta desenfrenada, excitante y alegre antes de que llegue la rigurosa Cuaresma.
La fiesta apareció en el siglo XI y alcanzó su mayor popularidad en el siglo XVIII, cuando duraba seis meses. En este período, los venecianos, de todas las clases sociales, se disfrazaban con una especie de capa negra y una máscara blanca para ejercitar el libre albedrío y el libertinaje; todo estaba permitido, las jerarquías sociales no se respetaban y el pueblo podía entrometerse en la aristocracia o burlarse de las autoridades.
El Carnaval servía para otorgar a las clases humildes la ilusión de ser iguales a los poderosos, al cubrir ambos sus rostros con una máscara
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