Creo haberme referido ya en el blog, bien en algún “post” previo, bien en algún comentario de respuesta, a la excelsa política de ciclos dedicados a directores y actores por parte de TVE hace sus buenos “tropecientos” años en la centuria anterior. Entonces, no sólo había una programación generosa en títulos, sino que también se emitían muchos de ellos en impecables versiones originales subtituladas en castellano: ¡eran otros tiempos, ciertamente!.
Pues bien, uno de aquellos estupendos ciclos me permitió conocer y disfrutar de la filmografía (no demasiado extensa) del gran Preston Sturges, cineasta nacido en Chicago, en 1898, y fallecido en New York, en 1959, que desarrolló una amplia carrera de escritor (teatro, radio, prensa) y guionista en Hollywood que le permitió dar el gran salto a la dirección. Sería precisamente el gran éxito obtenido por el filme de Mitchell Leisen Recuerdo de una noche (1940), basado en uno de sus guiones más brillantes, el que le abriría las puertas de la Paramount para realizar su primera película: El gran McGinty (1940), convirtiéndose en auténtico pionero para otros rutilantes guionistas también pasados a la dirección como Billy Wilder, John Huston o Joseph L. Mankiewicz.
Esta deliciosa farsa de estafadores (soberbio Charles Coburn como redomado tahúr) redimidos por el amor se abre con unos títulos de crédito originales y simpáticos en los que una serpiente animada (es decir, dibujada), tocada con sombrero de copa, nos baila una marchosa rumba (al más puro estilo de Carmen Miranda, pero sin sombrero de frutas) mientras se acompaña de maraca con la cola y, sin perder la sonrisa, nos invita a caer en esta tentación arrebatadora del gran Sturges.
Por cierto que un anecdotario muy atractivo sobre las circunstancias de la realización del filme y sobre cómo Sturges escribió el guión pensando desde el principio en Stanwyck para el personaje principal, se puede leer en la recomendable biografía a ella dedicada de Axel Madsen (Laertes, 1996, original de 1994), un libro que no sólo agradecerán los fans de la gran actriz de Juan Nadie (1941), Bola de fuego (1941) o Perdición (1944), sino también los cinéfilos en general, a pesar del exceso de cotilleo “corazonesco”.
NB: la película está editada en dvd en España por la distribuidora Sherlock.
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