martes, 13 de abril de 2010

EL BARBERO


Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba.

Como es costumbre en estos casos, entabló una amena conversación con la persona que lo atendía. Hablaron de muchas cosas, hasta que tocaron el tema de Dios.

Entonces el barbero dijo:- “Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice”. - “Pero, ¿por qué dice usted eso?” -. Pregunta el cliente.- “Pues es muy fácil: basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe. O, dígame, ¿acaso si Dios existiera habría tantos enfermos?, ¿ niños abandonados? Si Dios existiera no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. Yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas”.

El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión. El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio. Recién abandonaba la barbería, vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo. Al parecer, hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado.

Entonces el cliente entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero:- “¿Sabe una cosa? Los barberos no existen”.- “¿Cómo que no existen?” - pregunta el barbero. – “¡Si aquí estoy yo y soy barbero!” - “¡No! - dijo el cliente -, no existen, porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle”.- Ah, los barberos sí existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mí.- “¡Exacto! -dijo el cliente-. Ese es el punto. Dios sí existe, lo que pasa es que las personas no van hacia Él y no lo buscan, por eso hay dolor y miseria.

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