Los abuelos ya no son esas personas mayores a los que ir a visitar los domingos o en verano y que mimaban a los nietos. Ahora son superabuelos que
los cuidan por la noche, los llevan y recogen del colegio, les dan de
comer y de paso les educan. Se han convertido en un eje fundamental de
las familias sobre los que se sustenta el entramado sobre el que muchos
padres hacen equilibrios para ajustar su vida laboral y familiar.
Cuando los abuelos se hacen cargo de los nietos, las relaciones entre las tres generaciones cambian
respecto a lo que había sido habitual durante siglos y aunque la
mayoría de las veces es para bien, a veces surgen problemas por la forma
en la que cada uno asume su nuevo papel. Como en otras tantas
situaciones, el diálogo, el establecer las reglas del juego y la
paciencia y mano izquierda son las mejores formas de prevenir conflictos
naturales.
Hay que subrayar que en general los abuelos asumen encantados su
nuevo papel, ya que lo toman como una nueva oportunidad que les da la
vida; en lugar de trastos viejos e inservibles, se sienten útiles y los
niños les hacen recuperar una juventud ya lejana y el contacto con una
nueva generación les hace “mantenerse en forma”.
Otros, sin embargo, aceptan la nueva situación sólo por ayudar a sus
hijos, ya que saben que de otra forma no podrían trabajar. Por último,
hay abuelos que ante esta situación reaccionan recordando que ellos ya
han educado a sus hijos y reconocen que no tienen salud ni fuerzas para
el esfuerzo que supone cuidar a un niño pequeño.
Experiencia enriquecedoraAl margen de si es una
imposición o un placer para los mayores, que abuelos y nietos pasen
tiempo juntos puede ser una experiencia muy enriquecedora para ambas
generaciones. Los niños aportan frescura, curiosidad, espontaneidad
afectiva y vitalidad y los mayores serenidad y un punto de vista más
reflexivo.
Y es que en la mayoría de ocasiones, los problemas o tensiones no se
producen entre abuelos y nietos, sino entre abuelos e hijos. Cuando un
padre delega el cuidado de su hijo en sus propios padres o en sus
suegros, debe respetar la forma de actuar de éstos. Al pasar mucho
tiempo con los niños los abuelos educan y su modelo es personal aunque
difiera en las formas del de los padres.
Por ello, es importante que entre las tres generaciones se dé
una relación de respeto, cariño y equilibrio. Así, los padres deben
entender que cuando el niño está con sus abuelos estos son los que ponen
las normas, y los mayores deben intentar educar manteniendo la misma
línea que tiene el menor en su propia casa, para que el niño no se
sienta desconcertado por la contradicción.
Para que la relación de las tres generaciones sea buena, no olvides …
-
Comentar con los padres las normas y rutinas familiares. Respetar las
formas de educar de tus hijos o de tu yerno o nuera, aunque lo hagan con
su propio estilo.
- No criticar o dar consejos a los padres, intentando que eduquen a los nietos como a ti te gustaría
- No sobrecargar a los abuelos y respetar sus tiempos de ocio.
- Confía en ellos, ya han criado unos hijos, sabrán criar a unos
nietos. No busqués rivalidades absurdas con preguntas del tipo ¿me ha
echado de menos?
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