lunes, 7 de diciembre de 2009

SE TERMINA EL AÑO ESCOLAR

A qué dedicaran su tiempo nuestros estudiantes durante estas vacaciones de verano? ¿Estarán seguros nuestros muchachos deambulando por esas calles de Dios? ¿Existe en nuestra ciudad la cantidad de canchas deportivas necesarias para quemar tantas energías? ¿Tenemos un centro de bellas artes donde nuestros niños puedan desarrollar su talento artístico?
Tal vez resulte difícil de creer; pero al terminar el año escolar, los maestros experimentamos las mismas sensaciones que nuestros estudiantes. Por fin llegaron las tan esperadas vacaciones de verano y ahora que nos toca partir dejando atrás los libros, los útiles escolares, los salones de clases, los amigos; nos abraza un dejo de tristeza; una nostalgia ligera y apacible disfrazada de alegría y soledad.

Y no es para menos; estas viejas paredes, este bullicio mañanero, sirven de escenario fortuito a nuestra vida cotidiana. Aquí se forjaron tantos sueños e ilusiones que quedaran rezagados para siempre. ¿Qué será de nuestros estudiantes? Algunos disfrutaran el embrujo del verano caliente y volverán en abril alegres y esperanzados de continuar el camino hacia la meta prometida; un nuevo peldaño en la escalera del éxito. Otros por el contrario, no podrán volver; los rigores del verano, el fantasma de las necesidades familiares y económicas habrán hecho su trabajo.

Al terminar otro año escolar, abrumados por la incertidumbre ante tantas preguntas sin respuestas; nos atrevemos a reflexionar: ¿A qué dedicaran su tiempo nuestros estudiantes durante estas vacaciones de verano? ¿Estarán seguros nuestros muchachos deambulando por esas calles de Dios? ¿Existe en nuestra ciudad la cantidad de canchas deportivas necesarias para quemar tantas energías? ¿Tenemos un centro de bellas artes donde nuestros niños puedan desarrollar su talento artístico?

¿Cuántos campamentos de verano han sido organizados pensando en los miles y miles de estudiantes que estarán fuera de sus aulas de clases en estas vacaciones? ¿Se gestionaron los fondos necesarios para la organización de estos campamentos educativos y de entretenimiento para nuestros jóvenes? Posiblemente no; como tampoco se pensó en la necesidad de crear empleos de verano que, a la vez que constituyen un verdadero alivio económico para toda la familia, ayudan a la formación de hábitos productivos y destrezas laborales en nuestros jóvenes, elevando su autoestima, responsabilidad y deseo de superación.

El gobierno local hubiera podido coordinar con el sector empresarial privado un programa de incentivos fiscales con lo cual se hubieran creado algunos fondos que combinados con dinero estatal y federal, podrían haber sido suficientes para darles trabajos de verano a nuestros jóvenes mayores de 15 años y evitar que el ocio, o la falta de actividad, los induzcan a caer en malas tentaciones.

Por otro lado, esas organizaciones que reciben fondos públicos pudieron haber organizado un programa conjunto en cooperación con las escuelas publicas para formar entusiastas y alegres brigadas de jovencitos dirigidos por adultos, generalmente maestros y personas conocidas de la comunidad, para embellecer la ciudad que tanto lo necesita. Enlas calles sin embargo, nos sobra la basura; mas nos falta la intención.

Al terminar otra jornada escolar nos damos cuenta que aquellos estudiantes con menos posibilidades de sobre vivencia; aquellos que creíamos perdidos en las brumas del sistema por la falta del idioma; son los más sinceros. Son los mismos que se quedan hasta el último momento para estar con su maestro como muestra de agradecimiento y de cariño sin importar cual sea el resultado de los exámenes.

Estos estudiantes que perseveran, que luchan cada día, son los verdaderos héroes de los salones de clases; rostros alegres e infantiles; preludio de un futuro promisorio. ¡Felices vacaciones de verano para todos

No hay comentarios:

Publicar un comentario