Muchas veces
me escriben personas o me comentan clientes que no consiguen sus
objetivos, que abandonan en mitad de un proyecto, que no encuentran
motivación y un largo etcétera de cosas parecidas. ¿Te ha pasado alguna
vez? Aunque en muchos casos el principal obstáculo es que no tienes
claro lo que quieres, otras veces el problema eres tú misma, que
saboteas tu éxito debido a algún miedo. Estos son los cuatro tipos de
autosabotaje más frecuentes.
- No acabar las cosas. Empiezas muchas cosas y las dejas a
medias, o bien le dedicas mucho trabajo y esfuerzo a algo y cuando estás
a punto de acabar, lo abandonas con cualquier excusa. Y no me refiero
sólo a no acabar tareas o proyectos, este tipo de sabotaje puede afectar
también a tu carrera profesional: dejar un trabajo justo antes de un
posible ascenso, abandonar una carrera casi al final, etc. La
explicación es sencilla, si nunca acabas nada no tendrás que enfrentarte
a la posibilidad de fracasar, de no estar a la altura, o de cometer
errores. O a la posibilidad de no saber lidiar con el éxito. Claro que
tampoco descubrirás el placer de conseguir tus objetivos y de
demostrarte a ti misma que sí estás a la altura, que eres competente e
inteligente.
- Posponerlo todo hasta el último minuto (procrastinar) .
Esta es muy común también, yo misma peco de ello de vez en cuando. La
razón “oculta” es sencilla, si lo dejas todo para el final y no te
esfuerzas todo lo que puedes siempre tendrás esa excusa si las cosas no
salen del todo bien, es una especie de escudo protector de tu supuesta
ineptitud. No sea que le dediques todo el tiempo y esfuerzo, no salga
perfecto y se descubra que no eres competente. Por supuesto, también hay
otras razones como que simplemente no te guste nada la tarea, y la
retrases lo máximo posible. Pero, en general, es miedo al resultado
final.
- Perfeccionismo. Ese viejo conocido… O está perfecto o no
se hace, para ti si no está perfecto está mal y empleas (o más bien
pierdes) muchísimo tiempo en revisiones, en aprender más. Con esto
consigues no acabar las cosas y estresarte. Como no sé hacer esto a la
perfección, no lo hago (evitas correr el riesgo de fracasar o de no
estar a la altura), hasta que esto no esté perfecto no lo envío (horas
innecesarias de trabajo y estrés). La solución no es fácil pero es
sencilla: arriesgarse. Primero con pequeñas cosas, para ver que no pasa
nada si no es perfecto, que bueno es suficiente y que es mejor tener las
cosas en marcha que tenerlas paradas esperando a que sean perfectas. Se
puede conseguir y te lo digo por experiencia, como comentaba en una de
mis sesiones, los primeros artículos los repasaba mil y una veces,
tardaba muchísimo. Ahora me he relajado un poquito y hasta la fecha
nadie me ha linchado ; ) A veces te saldrá mejor, a veces peor, es
normal. Nadie es perfecto y es muy cansado aspirar siempre a la
perfección.
- Poner excusas. Soy demasiado mayor, soy muy joven, no tengo dinero, las cosas están muy mal, no tengo tiempo,… Son simples disfraces del miedo. De sobra sabes que hay personas de todas las edades que han conseguido lo que se proponían, y sabes que cuando algo es importante para ti encuentras el tiempo y la forma de conseguirlo. Haz de tu objetivo tu prioridad y déjate de excusas.
Estos son algunos de los métodos que tienes de sabotear tus objetivos (especialmente frecuentes en los casos del síndrome del impostor), es normal y no eres la única. Este tipo de actitudes tienen su beneficio, te protegen del fracaso, de no quedar en ridículo y de todos tus miedos, pero también tienen su precio… Lo importante es que seas consciente de los métodos que utilizas, del miedo que se esconde detrás y del precio que estás pagando. Así que en cuanto te descubras poniendo en práctica alguno de estos métodos pregúntate por qué te estás comportando así y qué precio estás pagando. ¿Si no tuvieras miedo y supieras que no puedes fracasar, qué harías? Pues déjate de excusas y hazlo.
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