El bodegón en el Barroco: Fede Galizia y Giovanna Garzoni
Durante la época barroca, al igual que en etapas anteriores, estaba
prohibido que las mujeres artistas fueran dueñas de talleres y, si no
tenían la suerte de haber nacido dentro de una familia de pintores con
talleres propios, era casi imposible que una joven artista pudiera
desarrollar su talento. Carecían, salvo excepciones, de libertad
intelectual (acceso a estudios, viajes, relaciones sociales...) y
libertad económica, al no tener medios propios; incluso no disponían de
un espacio personal donde trabajar, reflexionar o crear.
No es posible conocer, en general, a todas las que hubo y son muchas las
que no estuvieron reconocidas en su aprendizaje, en la creación y
posterior muestra de su obra. Según la mentalidad imperante en diversas
épocas, el arte creado por las mujeres era de inferior calidad
al ejecutado por los hombres, teniendo por consiguiente su obra
menor valor desde el punto de vista técnico y material.
En este contexto, cobra especial significado la obra de dos pintoras
italianas, que destacaron en esta época, y que son conocidas en la
Historia del Arte sobre todo por sus bodegones, género considerado en el
Barroco como menor.
Fede Galizia
Fede Gallizi, mejor conocida como Galizia, nació en Milán en 1578. Su
padre, Nunzio Galizia fue un pintor de miniaturas. De él aprendió a
pintar, y se dice que a la edad de doce años era suficientemente
considerada artista como para ser mencionada por Giovanni Paolo Lomazzo,
pintor y teórico del arte amigo de su padre, de la siguiente forma:
«Esta joven se ha dedicado a imitar a nuestros más extraordinarios artistas».
Cuando Fede estuvo preparada y establecida como pintora de retratos,
comenzó a recibir muchos encargos. Posiblemente por influencia de su
padre como miniaturista, tuvo tendencia al detalle en sus pinturas.
Además de los retratos y miniaturas pintó retablos, pero su obra más
importante -por la que ganó un lugar en la Historia del Arte- son sus
bodegones. Aunque sus pinturas no ganaron el merecido reconocimiento
hasta bien entrado el siglo XX, al fin fueron rescatadas del olvido.
Los bodegones de Galizia están entre los primeros ejemplos de pintura en
un género en el que una mujer, en parte por estar excluida de otros
tipos de obras, alcanzó la excelencia.
Sus bodegones son extremadamente detallados y muy diferentes de los
trabajos de su padre: usó colores más vibrantes y minuciosos. Casi todos
sus trabajos de este género incluyen bandejas de frutas, con un
tratamiento bien proporcionado que por lo general muestran un mismo tipo
de fruta en una canasta o bandeja, con unas pocas caídas alrededor.
Algunas incluyen flores frescas, mariposas, saltamontes, etc, como forma
de marcar un contraste relevante de forma y color.
La obra de Fede Galizia muestra la influencia de Canasta de frutas de Caravaggio, y en sus bodegones se percibe, a través de las frutas picadas o ya muy maduras, el sentido del tempus fugit, la vida que pasa fugazmente, que ya había utilizado Caravaggio anteriormente.
No exploró las composiciones y formas más esplendorosas usadas por
muchos contemporáneos, prefiriendo en su lugar un estilo estrictamente
simple como el de Francisco de Zurbarán.
Fede nunca contrajo matrimonio, y vivió una vida feliz con éxito en su carrera artística. Murió en Milán en 1630.
La segunda pintora destacada en el Barroco de Italia fue:
Autorretrato |
Giovanna Garzoni
Tuvo mucho éxito en su época como pintora de miniaturas que desarrolló
especialmente el género de la naturaleza muerta, aunque también realizó
retratos y temas religiosos.
Nació en Ascoli Piceno
en el año 1600, no fue hija de un pintor como solía suceder con las
mujeres que llegaron a dedicarse a esta actividad, pero sus
progenitores, Giacomo Garzoni e Isabetta Gaia, venían de familias de
artesanos. Su talento fue descubierto cuando era aprendiz de un
farmacéutico de su pueblo. Una carta escrita por ella en 1620 revela que
fue entrenada en la pintura por Giacomo Rogni.
Contrajo matrimonio en 1622 con un artista veneciano llamado Tiberio
Tinelli pero, como ella había hecho votos de castidad, este matrimonio
duró sólo dos años.
Hacia el año 1654 se trasladó a Roma, donde fue miembro de la Accademia di San Luca (asociación de artistas fundada en 1593), algo excepcional en esa época, ya que no era costumbre admitir mujeres, pero consta en los registros que recibió los mismos beneficios que los pintores varones. Gracias a estos registros, se pueden conocer detalles de su vida, puesto que en su época sólo aparece mencionada en Meraviglie dell’Arte de Carlo Ridolfi, obra del año 1648.
Tal es el éxito que tuvieron sus obras, que se llegó a afirmar que pudo venderlas "por el precio que ella quisiera".
En 1666, hizo testamento a favor de la Accademia di San Luca, a condición de ser enterrada en su iglesia.
En 1666, hizo testamento a favor de la Accademia di San Luca, a condición de ser enterrada en su iglesia.
En sus naturalezas muertas le gustaba pintar pequeños seres vivos, o muertos, que colocaba entre las frutas y verduras.
Aparece en este bodegón el cráneo humano, símbolo de la muerte que
alude a la fugacidad y fragilidad de la vida, al igual que el vidrio de
la botella; al lado se encuentran las vanidades humanas, como son las
frutas que simbolizan los placeres (vanitas).
Este tipo de bodegones, muy frecuentes en el Barroco, reciben el nombre genérico de "vanitas".
Este tipo de bodegones, muy frecuentes en el Barroco, reciben el nombre genérico de "vanitas".
Vanitas es el término latino, que puede traducirse por vanidad.
Su título y su concepción se relacionan con un pasaje del Eclesiastés:
«Vanitas vanitatum omnia vanitas» («Vanidad de vanidades, todo es vanidad»).
El mensaje que pretende transmitir es la inutilidad de los placeres
mundanos frente a la certeza de la muerte, animando a la adopción de un
sombrío punto de vista sobre el mundo. Es, al mismo tiempo, un elemento
esencial en el surgimiento del bodegón como género individual.
Murió en 1670 después de disfrutar de una vida de trabajo y éxito
constantes, lo que le permitió vivir con independencia económica para
retirarse a los 43 años.
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