Hace unos años tuve un accidente.
No fue grave pero me dañó mi pierna derecha. El hueso del peroné quedó
aplastado y durante unos seis meses sufrí bastante dolor. Ese dolor me
obligaba a andar coja lo que no mejoraba el estado de la pierna sino que
lo empeoraba. Aún hay días que cojeo aparentemente sin motivo. Pero son
días en que aunque no la haya forzado en absoluto, me duele.
Después del atropello iba un día a
entrar en el metro cuando al pasar por el torno de entrada me quedé
algo bloqueada. Sentí una sensación extraña en la pierna.. Como un
run-run...no sé explicarlo de otra manera. Días más tarde se lo comenté a
mi fisio. Me dijo que el molinillo del torno que gira es bajo y mi
pierna reaccionó con miedo al pensar que podía recibir un golpe en el
lugar dañado.
En el curso nos dicen que el
cuerpo tiene memoria. No podía imaginar hasta qué punto. En uno de los
talleres hicimos un ejercicio entre varias compañeras. Yo debía tumbarme
con los ojos tapados y ellas recorrer mi cuerpo de formas diferentes
mientras de fondo sonaba Ludovico. Todo, en principio, muy placentero.
Cuando una compañera rozó mi pie
izquierdo sentí una especie de calambre. Al momento siguiente tocó mi
rodilla izquierda y noté que mi pierna se movía con vida propia. Parecía
tener espasmos. Me sentía tan extraña que le pedí que parase. Aquello
no estaba siendo positivo ni para mí, que no entendía por qué mi cuerpo
reaccionaba de aquella manera, ni para la persona que me lo estaba
haciendo con todo el cuidado y cariño y notaba mis reacciones tan
bruscas.
Me quedé tan mal que
aprovechando la siguiente cita con la psicóloga se lo conté y le
pregunté si tenía algo que ver con la ansiedad que estaba sufriendo. Me
dijo que no. Ella ya lo había detectado hacía tiempo, antes de que me
diera la ansiedad. Si intentaba tocarme el diafragma o el estómago
haciendo ejercicios de respiración, mi cuerpo pegaba botes. Esa
reacción, totalmente inconsciente e involuntaria por mi parte, se debe a
heridas que ya estaban antes de la ansiedad y que al parecer ahora, con
el curso, o en determinadas situaciones están saliendo más a la
superficie. Mi cuerpo está recordando desde hace meses todo lo que le ha
pasado...su Historia, la que transita por sus millones de terminaciones
nerviosas. Posiblemente antes lo tuviera bloqueado y al irme quitando
capas han aparecido los síntomas. Al principio de un modo más leve y
ahora de forma que se da cuenta casi todo el mundo que me toca.
Cada
centímetro de mi piel acusa ahora mismo el pánico que ha sentido en
algunos momentos. Ante simples gestos inesperados (un roce corporal
sorpresivo, un animal que se acerca rápido, una puerta que se abre de
repente...) mi cuerpo reacciona poniéndose excesivamente tenso. Y esto
que pueda parecer una tontería está generando discusiones con personas
que no entienden lo que me sucede.
Me consuela saber que voy
mejorando aunque sea lentamente. Hace meses no habría podido soportar
que alguien me tapara las orejas. De hecho en los talleres saben que mis
orejas son “intocables” ya que para mí el sentido del oído es vital.
Ahora lo voy tolerando, me las pueden tocar y no reacciono con la
brusquedad de otros momentos.
Ayer hablé con una amiga que
entiende un poco del tema y me dijo...en la medida en la que vayas
verbalizando lo que te ocurre, probablemente esos síntomas irán
desapareciendo. Ya esta verbalizado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario