La amistad instantánea solo existe en el
jardín de infancia, cuando recién estrenamos nueva palabra y vamos
preguntando ¿quieres ser mi amigo/a?. Al margen de esto la amistad que
te subyuga como un flechazo amoroso es rara. Las cosas se van cocinando
poco a poco, más allá de esa empatía inicial.
Se van forjando así esos sentimientos de hermandad que van brotando a lo lago de los años de enseñanza primaria y secundaría.
Pero es en la adolescencia donde esta
creación que es la amistad se convierte en algo que tiene mucha más
fuerza que los lazos familiares y que llega a convertirse en algo
indefinible, a veces más allá del bien y del mal y que se parece
enormemente a una pasión devastadora: son tiempos en que parece que es
imposible vivir sin el/los amigo/os, que te parece que nada hay igual a
esa comunicación que te parece perfecta y completa.
El tiempo pasa. La lucha por la vida deja
de ser el título de una novela de Baroja y se convierte en el argumento
casi exclusivo de tus días. Casi, porque están los amigos y sigue
existiendo ese maravilloso momento en que sientes que eres capaz de
explicar tus sentimientos y entender los de tu interlocutor, y a veces, y
pasado un tiempo, casi sin palabras. Y si eres competitiva por
naturaleza en todos los aspectos de tu vida, el mejor sentimiento es
cuando sientes que has entregado las armas, que no quieres ganar, que la
victoria es del otro.Eso es sentirse vivo.
El amigo quiere el bien del otro, y hay
enormes ejemplos en la cultura y en la literatura, pero quizás para mi
el llanto del pétreo Aquiles a la muerte de Patroclo resume el
sentimiento de la amistad de forma perfecta. Así, cuando tus amigos
comienzan a morir -¡cuánto echo de menos a L. - se va muriendo algo en
nosotros. En mi caso, me siento como si les hubiera fallado, porque como
un modo de subir la moral a mis amigos enfermos, siempre dije mis
amigos no se morían: mentira podrida, por supuesto.
Pero si hay algo que no soporto es aquella
gente que a lo largo de tu vida te ha ido eligiendo para declararte su
amigo de forma unilateral, olvidando que en la amistad no existen este
tipo de declaraciones y que tampoco hay amistad que no sea recíproca.
Quien así se declara tu amigo busca casi con seguridad cualquier otra
cosa, y está en cierto modo instrumentalizandote o cosificandote, que es
lo más lejano de la amistad que se me ocurre. Un amigo te conoce, sabe
cuales son tus cualidades y tus defectos y te acepta como eres, te
quiere justo por como eres y te deja ser tú mismo siempre.
Conforme vas envejeciendo te vas
encontrando más gente que te elige con esta falsa amistad. Esto te suele
hacer tanto daño que llega un momento en que te encuentras dispuesto a
desaparecer, a deshacerte en la nada, que no es otra cosa que un mundo
sin amigos
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