En general, las personas mayores que perciben tener una mala
salud es menos probable que mantengan relaciones sexuales. Las
disfunciones sexuales se asocian con una mala salud.
Entre las enfermedades o problemas de salud que pueden hacer más
difícil la realización y/o el disfrute del acto sexual se encuentran las
siguientes:
Artritis. El dolor de las articulaciones ocasionado
por la artritis puede hacer que el contacto sexual resulte incómodo. La
cirugía de reemplazo de articulaciones y los medicamentos pueden aliviar
este dolor. También pueden ser de utilidad el ejercicio, el descanso,
los baños calientes y los cambios de posición o de horario para la
actividad sexual.
Dolor crónico. Además de la artritis, un dolor que
persiste durante más de un mes o que aparece y desaparece frecuentemente
puede ser ocasionado por otros problemas óseos o musculares, herpes
zoster, mala circulación, o problemas de los vasos sanguíneos. Este
malestar puede, a su vez, ocasionar problemas para dormir, depresión,
aislamiento y dificultad para moverse. Estos pueden interferir con la
intimidad entre las personas mayores. El dolor crónico no tiene por que
ser parte del envejecer, con frecuencia, se puede tratar.
Diabetes. Muchos hombres que sufren de diabetes no
tienen problemas sexuales, pero esta es una de las pocas enfermedades
que puede causar impotencia. En la mayoría de los casos, el tratamiento
médico puede ayudar.
Problemas de corazón. El estrechamiento y
endurecimiento de las arterias, conocido como arteriosclerosis, cambia
la estructura los vasos sanguíneos e impide que la sangre fluya
libremente. Esto puede implicar problemas de erección en los hombres y
puede aumentar la tensión arterial (hipertensión). Uno de los trastornos
vasculares más frecuentes es la enfermedad arterial oclusiva peneana,
por ejemplo, casi siempre parte de una ateroesclerosis difusa, se asocia
a dietas altas en grasa y colesterol que favorecen el depósito gradual
de colesterol en las paredes de las arterias.
Algunas personas que han sufrido un infarto temen que el tener
relaciones sexuales pueda ocasionarles otro ataque. La probabilidad es
muy baja. La mayoría de estas personas pueden volver a tener relaciones
sexuales entre 3 y 6 semanas después de estabilizarse tras un ataque, si
su médico lo aprueba. Siempre siga el consejo de su médico.
Incontinencia. La pérdida del control de la vejiga o
el escape de orina es más común a medida que envejecemos, especialmente
en las mujeres. La incontinencia por esfuerzo sucede por ejemplo al
hacer ejercicio, toser, estornudar o levantar algo. Debido a la presión
extra sobre el abdomen durante el acto sexual, la incontinencia puede
conducir a que las personas lo eviten. La buena noticia es que, por lo
general, esto se puede tratar.
Accidente cerebrovascular. Un accidente
cerebro-vascular rara vez afecta la capacidad de sostener relaciones
sexuales, aunque es posible tener problemas de erección. Es poco
probable que el acto sexual pueda ocasionar otro accidente. Alguien con
debilidad o parálisis causada por un accidente cerebro-vascular puede
tratar de usar diferentes posiciones o dispositivos médicos que les
permita continuar practicando el sexo.
El déficit de vitamina B12 puede afectar también a la sensibilidad peneana de los hombres.
También hay que tener en cuenta que muchos medicamentos tienen
efectos secundarios que pueden influir sobre la función sexual. Fármacos
que se consumen para enfermedades cardiovasculares o depresión pueden
afectar especialmente a la capacidad del hombre para tener erecciones
y/o pueden disminuir el deseo sexual.
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