Biografía del pintor Eduardo Manet
El pintor francés, Edouard Manet, es uno de los iniciadores del Impresionismo.
Nació en París el 23 de enero de 1832. Formaba parte de una familia alto burguesa. Su padre, Auguste, era jefe de personal del Ministerio de Justicia y su madre, Eugénie-Désirée, era hija de un diplomático.
Sus primeros contactos con el mundo artístico se producen durante su etapa escolar. Su tío materno es quien le enseña las primeras nociones y lo acompaña a sus clases de dibujo al Museo del Louvre. Cuando acaba el colegio, su padre quiere que estudie derecho. Pero Manet no desea ser abogado, por lo que decide presentarse al examen de ingreso en la Academia Naval. Es rechazado, pero su deseo de navegar es tan grande que se alista en un buque mercante. A su regreso a París, vuelve a intentar ingresar en la Academia Naval, aunque no tiene éxito.
Con el consentimiento paterno, decide iniciar los estudios de pintura en el taller de Thomas Couture. Las clases se completaban con visitas a museos. En 1856, abandonó el taller, ya que consideraba anticuadas las enseñanzas del maestro.
Con el consentimiento paterno, decide iniciar los estudios de pintura en el taller de Thomas Couture. Las clases se completaban con visitas a museos. En 1856, abandonó el taller, ya que consideraba anticuadas las enseñanzas del maestro.
Completó su formación viajando por Italia, Holanda, Alemania y Austria, donde copiaba a los grandes maestros. También visitó España, quedando impresionado con las costumbres, el folclore y el mundo de toreros. Frans Hals, Diego Velázquez y Francisco de Goya, son las principales influencias en su arte.
Manet empezó pintando temas de género, mendigos, pícaros, personajes de café y escenas taurinas españolas como el Guitarrista español o Lola de Valencia. Y, poco a poco, fue incorporando escenas de la vida parisina del momento, como Música en las Tullerías.
Frecuentó la tertulia del café Guerbois y se relacionó con Degas, Monet y Pissarro, iniciándose así su relación con el grupo impresionista. En realidad, nunca fue un impresionista en sentido estricto, ya que no participó en ninguna de las exposiciones del grupo y se negó a identificar su trabajo con este movimiento.
Manet pintó su ciudad y la vida moderna y las representó tal como son, sin tapujos. Esta es la razón principal por la que su obra provocó el rechazo y la crítica. Para captar la realidad y la fugacidad empleó una pincelada rápida, directa y empastada, rasgo característico del Impresionismo.
Biografía del pintor Eduardo Manet
Música en las Tullerías (1862)
El tema es un concierto en el jardín del palacio de las Tullerías, al que asisten los personajes más destacados de la burguesía parisina.
Se trata de una obra de estudio, en la que incluye algunos retratos de sus amigos, para los que se sirve de fotografías. Por ejemplo, están presentes su modelo favorita, Victorine Meurent y Baudelaire, que es una silueta esbozada, situada detrás de la primera dama de blanco, empezando por la izquierda.
También puede identificarse al propio Manet, con sombrero de copa y barba, en el borde izquierdo de la composición.
También puede identificarse al propio Manet, con sombrero de copa y barba, en el borde izquierdo de la composición.
Utiliza los fuertes contraste entre blancos y claros con el negro y consigue crear una iluminación natural que hace pensar que se trata una escena al aire libre.
Desayuno sobre la hierba (1863)
El cuadro representa un desayuno o almuerzo en un bosque, cerca de Argenteuil. En esta obra, Manet realiza un desnudo en un paisaje. La mujer desnuda es su modelo favorita, Victorine Meurent, y junto a ella están al escultor holandés Ferdinand Leenhoof y su propio hermano, Gustave. Se encuentran entre los árboles y, al fondo, sitúa a otra joven que sale del baño.
El cuadro fue muy criticado por el público. Aunque las escenas del ocio en el campo no eran una novedad, resultó chocante el contraste entre la desnudez de la joven y los dos hombres que la acompañan.
Olimpia (1863)
Se inspira en la Venus de Urbino de Tiziano, pero Manet sustituye a la diosa veneciana del amor y la belleza por una prostituta parisina, desnuda y tumbada sobre un diván. La modelo es Victorine Meurent.
Le acompaña su dama, una mujer negra con un ramo de flores, cuyo rostro se confunde con el fondo oscuro y contrasta con los tonos claros de su vestimenta. A los pies de Olimpia aparece un gato negro, que es símbolo de la ambigüedad, de la inquietud y de las relaciones promiscuas y eróticas.
A través del predominio del blanco y el negro consigue crear un ambiente íntimo y sensual.
A través del predominio del blanco y el negro consigue crear un ambiente íntimo y sensual.
Su Olimpia resultó escandalosa ante los críticos de la época, ya que no aparece ni idealizada ni avergonzada con su trabajo.
Retrato de Émile Zola
Émile Zola era un gran aficionado a la pintura y defendía a los pintores que eran rechazados por la crítica oficial. En 1866, Zola alabó a Manet, y éste, en reconocimiento por el apoyo, le dedicó este retrato.
Se representa al escritor sentado ante un escritorio, con un libro en la mano y sobre la mesa, está el folleto azul que el escritor había redactado para defender a Manet.
Otras obras famosas de Manet son Argenteuil, El balcón, El almuerzo o El bar del Folies-Bergére. Se le ha considerado como el artista que inaugura la pintura moderna francesa
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