domingo, 24 de octubre de 2010

CONVIENE CALLAR



Claro que conviene callar, no vaya a ser que cunda el ejemplo y nos llenemos de católicos practicantes que contaminen nuestro proyecto de un mundo sin Dios.
Los mineros chilenos siguen siendo noticia sólo en el ámbito anecdótico y de chismorreo, que si un multimillonario que no sabe qué hacer con sus millones, les regala una casa y un buen fajo de dinero para compensar el trágico accidente...

LA MAYOR  COMPENSACIÓN ES EL RESCATE DE SU PROPIA
 VIDA.

LO QUE SE OCULTA DE ESE RESCATE

La mayoría de los medios de comunicación internacionales, generalmente canallas, mezquinos y agnósticos, cuando no declaradamente anticristianos; no mencionan la clave del rescate de los mineros en Chile.

· Greg Hall, ingeniero y dueño de la empresa Drillers Supply International, responsable de la perforación que permitió el rescate de los 33 mineros se confiesa devoto católico.

· Asegura que la fe para superar los obstáculos y la oración diaria fueron las claves del éxito de su misión.

· Dice que los momentos en que todo parecía fallar eran momentos para la oración.

· El 12 de febrero será ordenado diácono permanente.

· El ingeniero explica que no ha sido este trabajo lo que le ha ayudado a crecer en la fe, sino la fe la que lo ha sostenido durante este proceso

· Aparte, además, de que los créditos máximos del rescate -sin restarle los que correspondan a chilenos y a los demás involucrados- corresponden -y no se deje el lector dominar del eterno complejo de inferioridad ante los EE.UU.- corresponden, repetimos, a la civilización, cultura, ciencia, técnica, educación, profesionalismo, dedicación, responsabilidad, seriedad, y mil virtudes más de la nación norteamericana. Los métodos empleados fueron los aportados por las quintaesencias de lo norteamericano: NASA, Marina, industria petrolera y minera de los EE.UU., entre otras. De no haber existido esta ayuda lo que habría para los 33 mineros hoy sería una tumba a 700 metros de profundidad.

“Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos

a la voz de mi súplica.” Salmo de David 129 (Vulgata).


Entresacado de un reportaje de ACI Prensa /13 de octubre de 2010/

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