lunes, 20 de agosto de 2012

CUESTION DE ACTITUD

La autoestima y búsqueda de energías positivas conducen al éxito. Consejos para triunfar.

El hombre es lógico, práctico, frío y distante. Es calculador, organizado y metódico. Es, o debe aparentar ser, ajeno a los sentimientos y, sobre todo, renuente a expresarlos. El tiene el control. Sobre sí mismo y, por supuesto, sobre la mujer. La mujer, en cambio, es impulsiva e imprevisible. Puede llorar amargamente y a los pocos minutos estar riéndose a carcajadas. Es -o aparente ser- desorganizada, caprichosa y un poco bruja o adivina. Pero a ella, no se le escapa un detalle y cuando el hombre apenas está reflexionando y programando, ella ya lo tiene todo listo.

¿Que el cerebro del hombre es más grande que el de la mujer? ¿Que piensa más y es más inteligente?
Nadie lo ha confirmado. Por el contrario. Se sabe hoy que, si bien ambos sexos tienen un potencial similar de pensamiento y razonamiento, ella, la mujer, tiene la ventaja de saber utilizar su cerebro de una manera más integral. El hombre, en cambio, se limita as utilizar su hemisferio izquierdo.
¡Y esto implica y significa tantas cosas!
El cerebro está compuesto de muchas partes, y esto es igualmente válido para hombres como para mujeres. Sin embargo, dos de ellas son las principales: el hemisferio izquierdo y el derecho. En el primero, se ubica la lógica, el raciocinio; allí se ubica el consciente. En el segundo, el derecho, anidan la creatividad, los sentimientos, el inconsciente.
Entre ambos hemisferios, está el cuerpo calloso. Allí se realiza la interconexión de las neuronas. Y, entre más desarrollado es el cuerpo calloso, mayor provecho resulta en el uso del cerebro.
Precisamente es en esa unión que se centra la principal diferencia entre ambos sexos. Simplemente, como resultado de tradiciones, hábitos, conceptos inculcados desde la infancia, educación. Y aquí va la explicación.
Al niño, no se le permite manifestar sus sentimientos.
Si llora, es una nena. Si besa y abraza, es un “baboso” . Si es romántico, mira la luna llena, le ofrece una flor a la novia o le escribe versos, se burlan de él. Debe ser fuerte, vencer, arrollar para alcanzar su fin y dominar el mundo (aún su mundillo familiar). En estas condiciones, sin realmente proponérselo, padres y educadores confinan al niño -hombre del futuro- a un armazón de racionalidad, lógica, práctica. Es decir, lo obligan a encerrar su hemisferio derecho en una torre de la cual solo muy de vez en cuando, y a escondidas, puede abrir la puerta.
A la niña, en cambio, todo le es permitido: desde ser consentida y caprichosa. Ciertos o no, expresa sus sentimientos y manipula a todos a su alrededor a punta de artimañas que urde con creatividad. Para eso, no solo utiliza su hemisferio derecho sino, además, el izquierdo.

¿Qué implican estos comentarios?

Aquí no se trata de hacer una apología de la inteligencia femenina ni mucho menos. Por el contrario, lo que se busca es plantear una nueva alternativa de enriquecimiento y autosuperación. Es decir, resumir una de las bases de la Programación Neurolinguística o, como sería más adecuado decirlo, la Programación Cerebral (Neuronal) a través del lenguaje y del habla (PNL).
Se trata de buscar una reestructuración no solo de las formas de enfocar la vida y de vivirla, sino del comportamiento, de las actitudes y metas. Los investigadores de PNL deducen que cada persona nace con una programación específica que va a acondicionar su vida. Son patrones inconscientes que se derivan de todo lo anotado arriba, es decir el entorno familiar y escolar, los usos de la sociedad y las tradiciones.
Sin embargo, los mismos patrones no necesariamente deben ser asumidos: cada cual está en capacidad de reformular su programación si así lo considera oportuno y necesario.
Dos ejemplos ayudan a mejor entenderlo. Por una parte, está el embarazo no deseado, el hijo por venir que tanto la madre como el padre rechazan, el bebé que no es bienvenido, nunca rodeado de afecto y protección, que crece, aún sin quererlo, con esa huella que le impone una actitud negativa, de derrota, ante la vida.
Por otro lado, está el caso contrario, del hijo anhelado, colmado de afecto, al que los padres inculcan, desde el momento de su nacimiento, conceptos y actitudes de seguridad, autoestima, bienestar y triunfo.
Y aquí entonces se plantea el meollo de las investigaciones de PNL: ¿Por qué en iguales condiciones de salud, educación y formación, de solvencia, por qué unas personas siempre alcanzan el éxito mientras que otras andan por la vida ancladas al fracaso?
Simplemente porque cada cual refleja ante sí lo que lleva en su interior o inconsciente. La famosa programación. Cuando tú te quieres a ti mismo, cuando sientes seguridad y confianza, lo transmites a todos tus actos y a todas tus relaciones. Pero si arrancas con sentimientos negativos, tienes todas las probabilidades de fracasar en cualquier intento.
Precisamente la Programación Neurolinguística te lleva a reflexionar, a interiorizarte y a tomar conciencia de que es preciso cambiar. Para ello, una de las herramientas es aprender a utilizar los dos hemisferios del cerebro. No es fácil mientras no se sabe cómo hacerlo. Pero una vez que se inicia, los resultados son casi inmediatos.
Finalmente, sin tantas investigaciones, la sabiduría popular lo tiene bien clasificado: sonríele a la vida y la vida te sonreirá...

¿Cómo lograrlo?

Por supuesto, existen cursos y entrenamientos y expertos que exponen y orientan en esta práctica. Sin embargo, como “abrebocas” , la instructora en PNL, Alexandra Figueroa, especializada en el Colegio de Investigación y desarrollo Empresarial de México (Colinde), formula los siguientes pasos:
Visualizar o dar por anticipado los resultados. Para el cerebro, pensar y hacer es lo mismo. Si usted prevé el éxito, muy seguramente lo alcanzará. La actitud contraria es igualmente válida. Su cerebro prepara su artillería bien sea para triunfar o para perder, dependiendo de la actitud que usted asuma.
Para ello, el cerebro necesita “calmarse” . Estar tranquilo. Trabajar, como dicen los expertos, con las ondas alfa. Es el meollo de la meditación: cuando la mente aleja las turbulencias de la vida cotidiana, se aísla y hace su introspección. Entra al inconsciente, el cual constituye finalmente el 95 por ciento de la capacidad cerebral.
El lenguaje debe ser positivo. Significa asumir, cuerpo y mente, la certeza de que las cosas van a funcionar. Esto infunde energías.
Congruencia. Aquí se plantea una actitud de gran importancia. Todo tiene que converger hacia el mismo punto. Es decir, la mente, las actitudes, las acciones. Si usted, por ejemplo, decide que va a ser el mejor gerente pero no se prepara para ello o, teniendo la preparación no la aplica, no forma equipos de trabajo, es arbitrario, es indolente, por más que desee ser el mejor nunca lo logrará.
Evitar lo negativo. En el caso de los colombianos, se plantea un ejemplo: se aconseja no ver los noticieros antes de dormir. Todas esa carga negativa de hechos sangrientos y violencia, de corrupción sin castigo y de crisis queda agarrada al inconsciente y lo moldea.
Lo mismo debe decirse de las relaciones y amigos: buscar a las personas que infundan energías positivas.
Cuando esto no es posible, aprender a construir en su interior los filtros necesarios para evitar contagiarse.

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