"Tienes
 dos maneras de ver, de observar.  Una manera intelectual, teórica, 
sin profundizar. La otra manera de  ver es existencial, mirando desde tu
 propia vida, desde tu ser.
Había
 una vez un árabe que viajaba en la  noche, y sus esclavos, a la hora 
del descanso, se encontraron que no  tenían más que 19 estacas para atar
 a sus 20 camellos. Cuando lo  consultaron al amo, éste les dijo: 
-Simulad que claváis una estaca  cuando lleguéis al camello número 20, 
pues como el camello es un animal  tan estúpido, se creerá que está 
atado. Efectivamente, así lo hicieron, y a la  mañana siguiente todos 
los camellos estaban en su sitio, y el número 20  al lado de lo que se 
imaginaba una estaca, sin moverse de allí. Al  desatarlos para 
marcharse, todos se pusieron en movimiento menos el  número 20 que 
seguía quieto, sin moverse. Entonces el amo dijo: -Haced  el gesto de 
desatar la estaca de la cuerda, pues el tonto aún se cree  atado. Así lo
 hicieron y el camello entonces se levantó y se puso a  caminar con los 
demás.
 
Ésta
 es una buena imagen que puede  ilustrar nuestra estupidez humana cuando
 estamos programados e incapaces  de ver por nosotros mismos ni decidir 
por nosotros mismos, sino por  hábitos, por unos gestos determinados, 
por la costumbre y por nuestra  programación.
Un pez
 que tiene miedo a ahogarse sería  la mejor definición del hombre 
frente a su realidad. Cuando estamos  dormidos no tenemos miedo de los 
sueños, pero sí tenemos miedo de  despertar a la realidad, porque 
supone un cambio. Es de suponer  que preferir el sueño a la realidad es
 de idiotas, pero así es.
 
El
 filósofo indú Kabir decía: “Me reí  mucho al ver que el pez en el agua 
tenía sed.” Ésta es nuestra propia  realidad de dormidos. Sólo se 
despiertan los que desean despertarse.  Tratar de convencer a los que no
 lo entienden es como irritar al cerdo."
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