En su composición nos encontramos teobromina, sustancia estimulante de la misma familia que la cafeína. La teobromina empieza a ejercer su efecto media hora después de su consumo. Activa las neuronas y produce un estado de alerta contrario al del sueño y, por tanto, dificulta su proceso.
El chocolate también se compone de vitaminas como la niacina y el ácido pantoténico, que intervienen en las síntesis de las hormonas antiestrés. Por eso se le conoce como alimento ansiolítico. Su ingesta calma los nervios y el estrés. Al chocolate además le adornan varias sustancias antioxidantes y la adandamina, sustancia que en grandes dosis (20 Kgr.) genera adicción.
Si tu hijo te pide chocolate y observas un aumento de su consumo es posible que el niño esté pasando por una época de estrés y esté muy ansioso. También es bueno para los deportistas, ya que aumenta su nivel de glucosa y evita las agujetas. En definitiva, es una buena merienda para los pequeños que realizan actividades extraescolares y/o que juegan a fútbol, basket, tenis, etc.
También vamos a desterrar la idea de que no es bueno para la dieta infantil, ya que la ración correspondiente para una merienda o el cacao para la leche pueden aporta como máximo 70 calorías a su aporte dietético.
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