Escribía  Oscar Wilde en “El retrato de Dorian Gray”: “Hoy la gente  sabe el precio de todo  y el valor de nada”. No es una mala definición  de esos años de  abundancia pasados, cada vez menos recientes. Pero el  ciclo rodó y ya  nadie, ni siquiera los políticos, niega la profunda  crisis actual. De cuando  parecía que nada valía nada, hemos pasado al  tiempo en que todo vale  mucho. Leí que el economista Raj Patel propone  como vía de salida “más  imaginación, más creatividad y más valentía”.
Aplicando  ese cuaderno de ruta a  la moda real, mi propuesta es simple:  versatilidad y complementos.  Cuando no  resulta factible comprar dos piezas principales, elige una  polivalente, sin  prescindir nunca de la calidad, y potencia los  complementos como  factor multiplicador de diversidad (viene a cuento  aquella práctica masculina en vías de extinción, no exenta de sentido:  dos trajes, seis camisas, doce corbatas…).
De  este modo el vestido de Isabel  Marant posibilita dos enfoques diferentes:  de día, con zapato plano,  funciona a la perfección, elegante y atemporal; de  noche, con tacón y  complementos adecuados, se  extrema hasta alcanzar una imagen más  seductora y sensual.
Y  luego, unos complementos que recrean,  transforman, innovan, multiplican el  vestido, claro, pero afirmando   deliberadamente tendencia (mezclas, prints, piel, incrustaciones,  hebillas  rotundas…) para colorear al look de actualidad: la pulsera de  Bárbara  Bui, con personalidad, y el clutch de  Dries Van Notten, puro  capricho  -flores, piel y piedras-, delirante.
Más  imaginación, más creatividad y más  valentía, frente a la crisis. Pero,  para sortear la frivolidad en un  tema tan serio, acabo con  otra joya de Patel: “Lo  opuesto al consumo  no es el ahorro, sino la  generosidad
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