miércoles, 30 de marzo de 2011

LAS MUJERES QUE LE GUSTAN A MARIO VARGAS LLOSA

Todas las flores del desierto están cerca de la luz.

Todas  las  mujeres  bellas  son  las que yo he visto, las que andan por la calle  con  abrigos  largos y minifaldas, las que huelen a limpio y sonríen cuando  las  miran.  Sin  medidas  perfectas,  sin  tacones de vértigo. Las mujeres  más  bellas esperan el autobús de mi barrio o se compran bolsos en tiendas de saldo. Se pintan los ojos como les gusta y los labios de carmín de chino.

Las  flores  del  desierto son las mujeres que tienen sonrisas en los ojos, que  te  acarician las manos cuando estás triste, que pierden las llaves al fondo del abrigo, las que cenan pizza en grupos de amigos y lloran sólo con unos pocos, las que se lavan el pelo y lo secan al viento.

Las  bellezas  reales  son las que toman cerveza y no miden cuántas patatas han  comido,  las  que se sientan en bancos del parque con bolsas de pipas, las  que  acarician  con ternura a los perros que se acercan a olerlas. Las preciosas  damas de chándal de domingo. Las que huelen a mora y a caramelos de regaliz.

Las  mujeres  hermosas  no  salen  en  revistas,  las ojean en el médico, y esperan  al novio, ilusionadas, con vestidos de fresas. Y se ríen libres de los chistes de la tele, y se tragan el fútbol a cambio de un beso.

Las  mujeres normales derrochan belleza, no glamour, desgastan las sonrisas mirando a los ojos, y cruzan las piernas y arquean la espalda. Salen en las fotos  rodeadas  de  gente sin retoques, riéndose a carcajadas, abrazando a los   suyos   con   la   felicidad   embotellada  de  los  grandes grupos.

Las mujeres normales son las auténticas bellezas, sin gomas ni lápices. Las flores  del desierto son las que están a tu lado. Las que te aman y las que amamos. Sólo hay que saber mirar más allá del tipazo, de los ojazos, de las piernas  torneadas,  de  los pechos de vértigo. Efímeros adornos, vestigios del tiempo,  enemigos  de la forma y enemigos del alma. Vértigo de divas y llanto de princesas.

La verdadera belleza está en las arrugas de la felicidad.....................

Mario Vargas Llosa. Premio Nobel de Literatura 2010 :

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