El smoking, un atuendo británico por excelencia, vio la luz en el siglo XIX. Cuentan que nació, para acompañar a los caballeros británicos en reuniones y grandes eventos, donde compartían charlas políticas o socioculturales, pero sobre todo un cigarro, de ahí el nombre de la pieza.
Aunque cuenta la leyenda, que fue George Bryan Brummel quien encargaría esta prenda a su sastre, y que en principio era un gabán de verano. Pero la prenda, resultó ser extremadamente corta, tanto que se podían ver con claridad los faldones del frac.
-¿Como llamaremos a esta nueva prenda señor?, preguntó el sastre al detectar que había confeccionado una nueva forma de chaqueta.
-Puesto que la he inventado mientras fumaba- respondió el señor Brummel- la llamaremos smoking.
Cierta o no la historia, lo verdaderamente cierto, es que el smoking desde aquel entonces, se convirtió en una prenda nacida para acompañar a la aristocracia.
En la actualidad las nuevas tendencias, han reinterpretado la confección de la misma. Los patrones se adecuan a la silueta del hombre moderno, y en sus complementos la variación es visible, respetando su clásico estilo pero con nuevos aires. Seduciendo a los diseñadores que buscan convertirlo en una pieza funcional para cualquier ocasión. Ejemplo de ello, es la utilización de la chaqueta con camisas menos formales y el atrevido jeans.Buscando de esa manera, darle un toque distinto a la fragancia clásica del mismo, convirtiéndolo en una pieza más de la cotidianidad. Pero siempre conservando sus orígenes clásicos.
Mucho ha cambiado desde su creación, cuidamos nuestro medio ambiente y sobre todo nuestra salud. Con leyes que evitan que se contaminen nuestro entorno más cercano, siendo irónicamente ahora el renacer de esta pieza confeccionada entre bocanadas de humo, y que llega con un aire renovado y ganas de instalarse para siempre.
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