Graeme (Simon Pegg) y Clive(Nick Frost) son dos freaks ingleses que han viajado a Estados Unidos para visitar la ComiCon y de paso hacer un tour por los lugares de mayor atractivo ufológico.
Una de aquellas noches, esquivan una camioneta que los venía siguiendo, temiendo que se trataba de una pareja de rednecks con quienes casi se van a las manos, pero el vehículo se sale de control y cae a un costado de la carretera.
Los dos amigos se acercan a auxiliar al accidentado pero quien les sale el paso es Paul (voz de Seth Rogen), un extraterreste de algo más de medio metro de alto, increíbles poderes y que les solicita, desesperadamente, su ayuda. Y aunque Clive, al principio se niega, no obstante haber editado una novela sobre el tema, finalmente Grame lo convence de acoger al extraterrestre y llevarlo con ellos durante el viaje. Pero deberán darse prisa, ya que un hombre de negro(Jason Bateman) y dos ineptos agentes del FBI(Bill Hader y Joe Lo Truglio) van tras sus pasos.
Lo necesitaba.
Ha sido un año en que el cine de comedia ha quedado bien al debe. Pase Libre, el retorno de los hermanos Farrelly, no dió para mucho (más bien sigue la curva descendente que éstos otrora reyes de la comedia adoptaron desde Fever Pitch); Quiero Matar a mi Jefe y Your Highness eran filmes entretenidos, pero tampoco para lo que se esperaba de ellos, y la que iba a ser la gran comedia del 2011, Que Pasó Ayer 2, pasó sin mucho ruido por las pantallas.
Asi hasta llegar a Paul, filme realizado a medias por la combinación de nombres que han dado bastante que hablar en el género los últimos años: dirigida por Greg Mottola (Supercool, Adventureland) sobre un guión de Simon Pegg y Nick Frost, quienes además protagonizan el filme (tal como hicieron antes con Shaun of the Dead y Hot Fuzz), un mal resultado era imposible.
Y la cosa funciona. Si bien en ningún caso es para reír a carcajadas, lo cierto es que le sube bastante los bonos a un género cinematográfico en decadencia con una propuesta entretenida, momentos muy graciosos y situaciones absurdas.
Concebido por Pegg y Frost como un homenaje a Speilberg y, en general al cine puramente escapista y entretenedor con el que se formaron (y así nos formamos otros cuantos) Paul marca varias distancias con otros filmes de la especialidad. Es cierto, hay humor de camarín, abundante, sobre todo muchas referencias al consumo de alucinógenos(lo que emparenta a Paul como una suerte de primo lejano e ilegítimo de Pánico y Locura en las Vegas), pero si algo caracteriza a esta road-movie en modalidad ridícula, es un humor bastante inteligente, que va más allá de las bromas sobre genitales que sobreabunda en el cine hollywoodense actual, y con abundantes referencias a la cultura pop-scifi surgida al alero de directores como el tío Steven, algunas expresas, otras no tanto. Aqui es donde se nota la mano de Pegg y Frost, de Mottola como director de comedias pero capaz de hacer una tarea más que satisfactoria y de buen gusto, y de coestrellas como Jason Bateman, Bill Hader y Kristen Wigg.
Demostrando que se puede hacer un muy buen humor sin depender exclusivamente de las partes privadas, Paul viene a levantar un género que ha ayudado enormemente a la consolidación del cine como entretenimiento de masas, aunque últimamente se le tenía bien a trasmanos. Ya era hora.
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