De la inspiradora web Luzy Zabiduria“” traemos este breve relato que, más allá de la gran lección de paternidad que nos da y de la anécdota concreta, lo podemos aplicar a todos los aspectos de la Vida.
En el documental de la realidad de una ilución nos demuestran que sólo existen dos grandes emociones de las que surgen todas las demás: miedo y amor.
En estos tiempos inciertos en que se desmoronan las estructuras externas no nos debemos hundir internamente y caer en el fatalismo colectivo como en la teoría de las ventanas rotas, sino todo lo contrario. Necesitamos altas dosis de optimismo esperanza, ilusión y sobre todo confianza en que un mundo mejor está pariendo y las contracciones (suelen) doler.
Esta historia o leyenda cherokee es un gran ejemplo a seguir:
RITO DE PASAJE DE LA JUVENTUD DE LOS INDIOS CHEROKEE
Su padre le lleva al bosque, con los ojos vendados y le deja solo. Él tiene la obligación de sentarse en un tronco toda la noche y no quitarse la venda hasta que los rayos del sol brillan a través de la mañana.
Él no puede pedir auxilio a nadie. Una vez que sobrevive la noche, él ya es un hombre. Él no puede hablar a los otros muchachos acerca de esta experiencia, debido a que cada chico debe entrar en la masculinidad por su cuenta.
El niño está naturalmente aterrorizado. Él puede oír toda clase de ruidos. Bestias salvajes que rondan a su alrededor. Quizás algún humano le puede hacer daño. Escucha el viento soplar y la hierba crujir, él sentado estoicamente en el tronco, sin quitarse la venda. Ya que es la única manera en que podrá llegar a ser un hombre.
Por último, después de una horrible noche, el sol aparece y al quitarse la venda, es entonces cuando descubre a su padre sentado junto a él. Su padre veló toda la noche, para proteger a su hijo del peligro.
Así, nosotros tampoco estamos nunca solos. Aun cuando no lo sabemos, siempre hay alguien que está velando por nosotros, sentado en un tronco a nuestro lado.
Cuando vienen los problemas, lo que tenemos que hacer es sólo CONFIAR.
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