viernes, 3 de febrero de 2012

TEMOR AL CAMBIO


La mayoría de seres humanos, por lo menos los que yo conozco, tenemos un tremendo miedo al cambio. Muchos prefieren quedarse en una supuesta estabilidad, aunque no les convenza del todo, a coger el toro por los cuernos y cambiar el rumbo. Cuánto cuesta cambiar de casa, cuánto cuesta cambiar de ciudad, de trabajo, de pareja, de hábitos... Tal y como están las cosas, no nos gusta el riesgo.



Aun así, siempre estamos deseando cambiar. Nos reflejamos en los demás, que se nos antojan aparentemente felices, y deseamos ser como ellos. "Qué suerte tiene, posee una casa propia". "Qué suerte tienen, que llevan toda la vida juntos". "Qué envidia, tiene un trabajo fijo, no le gusta mucho, pero cobra a final de mes". En cuanto se rasca un poquito, se ve que no es oro todo lo que reluce y que en el momento menos esperado, a cualquiera de esas anclas que nos atan a nuestras "seguras" vidas se les puede romper la cuerda.

Y una vez rota, van (vamos) a la deriva, "¿qué voy a hacer ahora, si llevo haciendo lo mismo toda la vida?" -me preguntaban el otro día-, "¿dónde voy a ir si no tengo nada más?". En cuanto falla alguno de esos pilares que nos mantienen más o menos cuerdos, somos incapaces de coger el rumbo de nuevo por nosotros mismos porque el miedo a lo desconocido nos paraliza y más, si tenemos que encontrar el Norte nosotros solos.

Y quizá nuestra vida luego sería mejor, descubriendo nuevos lugares para vivir, nuevas gentes con quien compartir, trabajos que nos recompensaran más que la nómina a final de mes, si de pequeñitos nos enseñaran cómo afrontar los cambios (por no decir hostiones) que nos dará la vida.
Y es que de hecho, una vida sin cambios, aunque a veces nos pillen desprevenidos y desprevenidas, es totalmente vacía, no te permite evolución alguna. Encontrando (aprendiendo, buscando, pidiendo) las herramientas adecuadas para aceptar esos cambios con la mayor entereza posible, al cabo del tiempo se nos abrirán nuevos caminos llenos de nuevas posibilidades excitantes, en definitiva, de vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario