sábado, 19 de junio de 2010

EL AMOR BALSAMO PARA EL ALMA

Cuando pasamos a la Sociedad de Socorro, una de las actividades que más nos preocupa hacer bien, es cuidar a aquellos que están enfermos y que durante largo tiempo necesitarán cuidados especiales.
Nos organizamos para saber quién lavará la ropa, ayudará con las comidas, mantendrá la casa en orden, ayudará con niños, si los hubiera. Otras organizarán sus horarios para acompañar o cuidar al enfermo en el hospital o en su casa. Algunas especialmente se prepararán para visitarlas y llevarles palabras de aliento. Todas somos necesarias, pues cada una tiene sus aptitudes y dones especiales.
Pero a veces no sabemos muy bien qué hacer o qué decir cuando visitamos a un enfermo. Queremos llevar fortaleza espiritual y emocional y hacerle más cómoda la estadía en el hospital. Así pensamos que podemos llevar algún regalo para gratificarle. Pero sin darnos cuenta nuestro entusiasmo puede jugarnos una mala pasada y aparecer con el presente menos adecuado. Vamos a visitar a un niño con una pierna quebrada y le llevamos los patines que nuestro hijo ya no usa, pensando en que lo alentaremos para que se recupere más rápido. No sería nada extraño que logremos el efecto contrario, pues no poder hacer uso del regalo amargará al pobre lesionado.
Cuando tuve mis hijos, me lamentaba que todos traían regalos para el bebé y nunca nada para mí. Una buena amiga escuchó mi lamento y siempre apareció con una caja de bombones no demasiado grande, con la consigna que no debía compartirlos con nadie. “¡Eran todos míos!”
El antiguo proverbio dice “El espíritu del hombre soportará su enfermedad, pero, ¿quién soportará al ánimo angustiado?” (Proverbios 18: 14). Es nuestra oportunidad sostener al angustiado y acompañarlo. La persona enferma necesita no sólo de tratamiento o medicamentos; también necesita oídos dispuestos, sonrisas sinceras, palabras alentadoras y pequeñas expresiones de amor.
No es necesario incurrir en demasiados gastos para hacer un presente, pero sí debemos estar atentos y averiguar sobre necesidades, gustos y características del lugar en donde está convaleciente la persona.
Las flores que vemos en las películas pueden no ser el regalo más adecuado; las alergias, habitaciones pequeñas o compartidas, son una restricción. Las dietas especiales requerirán mayor cuidado al momento de regalar golosinas.
Sin embargo hay otras cosas que podemos hacer teniendo en cuenta la edad y el sexo del enfermo.


Libros,
Revistas de interés general / Crucigramas/ Sudoku
Una radio pequeña, u ofrecerse para recargar el iPod
Medias suaves
Pijama abotonado adelante
Cremas para las manos
Un kit de higiene personal
Lociones sin alcohol para el cuerpo
Un reloj de mesa
Pastillas refrescantes
Una sesión de manicura
Un gorrito tejido por nosotras / un pañuelo de seda, para quien padece los efectos de la quimioterapia
Una manta pequeña tejida o de tela suave hecha con retazos


Un libro para la edad y sus intereses
Revistas de adolescentes
Historietas
Revistas de enigmas y crucigramas
Música para su iPod, CDs
Diario personal
Lapiceras de colores / stickers
Pastillas o caramelos
Cartas o notas de sus amigos
Libros de cuentos con muchas ilustraciones
Papeles de colores para pintar o recortar
Lápices de colores, pegamento, una pequeña tijera con punta redondeada
Muñecos de tela suave
Medias suaves con motivos infantiles
Una remera simpática
Una pequeña linterna de mano
Una almohadita suave
Una fotografía firmada de sus amigos de la Primaria

Una manta tejida
Un libro de tela con actividades sencillas para niños pequeños
Un cuento: armar una historia en un cuaderno sin renglones para que el niño ilustre como más le guste. Podemos recurrir a las historias tradicionales, las de las escrituras o apelar a nuestra creatividad personal.
Una hoja de calendario para marcar los días que van pasando, especialmente para los casos en donde hay un enyesado o para apuntar los adelantos en aquellas situaciones en que la rehabilitación es parte de la recuperación.
Una caja de cartón decorada para guardar las tarjetas o cartas.
Papeles artesanales para escribir notas de agradecimiento o saludos para los que no pueden ir a visitarlos, como los amigos de la clase de la Primaria.
Podemos ponernos de acuerdo con el maestro de alguna clase dominical y alcanzarle un resumen, una cita o un pensamiento de la misma.
Las oportunidades de servir aparecen de pronto y debemos estar listos y dispuestas a ofrecer de nuestros dones aunque no seamos capaces de ir a un hospital por nuestra sensibilidad emocional. Cada una puede hacer lo suyo sin verse en la obligación de cuidar al enfermo.
Como dice el salmista, somos los instrumentos que ablandarán la cama del enfermo: “Jehová lo sostendrá en el lecho del dolor; ablandará su cama en la enfermedad.” (Salmos41:3)
Los presentes sencillos, ofrecidos con amor bendicen las vidas de aquellos que están convalecientes. El amor recibido es un bálsamo para el alma y muchas veces la medicina necesaria para tener buen ánimo en medio del dolor físico.
 

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