viernes, 2 de diciembre de 2011

EL PODER DE LA ORACIÓN;EL AMOR Y LA FÉ

Desde hace poco tiempo, y aunque a los lectores les pueda parecer extraño, o incluso insólito, en Santiago hay un curador/sanador que atiende de forma completamente gratuita a cualquier paciente que se presenta en su consultorio. No tiene tarifa y lo único que acepta, eso sí, es un donativo, pero eso lo deja siempre a la voluntad de cada persona. Este sanador, don Joseph, trabaja con imposición de manos y oraciones. Al no ser muy habitual en Chile que nadie haga algo por alguien de forma gratuita, porque todo en esta vida parece tener una tarifa, hemos querido saber algo más al respecto y hemos elaborado este artículo sobre su trabajo y sobre su actividad sanadora, la curación espiritual, que esperamos os interese.




QUÉ ES LA CURACIÓN ESPIRITUAL


La curación o sanación espiritual consiste en la cura de las enfermedades (físicas y/o psíquicas) a través de la utilización de recursos espirituales, a veces incluso sin la necesidad de la utilización de medicamentos u otras formas de tratamiento, y otras muchas veces como eficaz complemento de las terapias convencionales. Esa actuación se hace a través del pensamiento, que es un atributo del alma, y de la oración.




Según nos dice don Joseph, "la oración es siempre un punto fundamental en la curación espiritual, ya que se basa en las enseñanzas de Jesús, cuando dijo: “Pedid y se os dará; buscad, y encontraréis; golpead, y se os abrirá” (Mt 7, 7). En la oración, la persona debe ser movida por la fuerza de quien verdaderamente ama a Dios, y pedir cosas justas, de acuerdo con sus Leyes. Tal enseñanza se encuentra en la primera epístola de San Juan: “Si pedimos alguna cosa, según su voluntad, él nos oye” (I Jn 5, 14). Lo que quiere decir que nuestras peticiones serán atendidas si estuvieren de acuerdo con las Leyes Naturales. Ese mensaje del apóstol San Juan nos hace comprender porque, muchas veces, no somos atendidos en nuestras oraciones".




La acción de curar se realiza a través de la presencia de la persona o de la entidad espiritual, por el pensamiento o por la imposición de las manos, y con la ayuda y refuerzo de distintas oraciones, según la fe de cada persona; quien se dedica a ella, como es el caso de don Joseph, está movido por el amor y el deseo de ayudar a sus semejantes y por la voluntad de realizar la curación. La historia registra casos, en diferentes regiones y en todos los tiempos, de personas dotadas de la capacidad de realizar curas espirituales (a veces instantáneamente, pero éstas son la excepción). Para el éxito en las acciones de sanación espiritual existen ciertos factores indispensables, tales como la fe, el querer ayudar al prójimo, la perseverancia, el buen ánimo y la confianza en Jesús, que siempre atendió a las personas que lo buscaban para una ayuda o para la curación de una enfermedad, y que nos dejó dicho: “Todo lo que pidieres en la oración, creyendo, lo recibiréis” (Mt 21, 22).




Por otra parte y profundizando un poco más en esta temática, leemos en la Wikipedia que “la curación espiritual (llamada también curación divina) es el uso de medios espirituales para tratar enfermedades”. En ocasiones, estos medios van acompañados por la aplicación de terapias alternativas o «naturales», por lo que en ocasiones la sanación espiritual es clasificada como una rama de la medicina alternativa. El término se usa también en alusión a la convicción de muchos cristianos de que Dios cura a la gente mediante el poder del Espíritu Santo, a menudo mediante la imposición de manos. Esta modalidad de sanación es descrita por los católicos como el resultado de la oración de intercesión a un santo o, menos habitualmente, a una persona con el don de la sanación. Así por ejemplo, el ritual -totalmente gratuito- que realiza don Joseph en ‘El Templo de la Luz Interior’ "consta de cinco partes bien diferenciadas; siendo una de ellas una oración a un santo del que somos muy devotos, y otras, unas oraciones muy antiguas en latín, y alguna otra cosa más que lógicamente, no puedo revelar".




La postura de don Joseph sobre la sanación espiritual es muy clara y explícita: "Defendemos que, siempre que sea necesario, el enfermo o el paciente deben primero buscar tratamiento médico para su mal o dolencia; y al mismo tiempo afirmamos que no hay ninguna incompatibilidad entre la Medicina y el uso de medios espirituales, pues en el fondo ambas cosas buscan lo mismo: el bienestar , la curación y la salud del enfermo. Y es que, a nuestro entender, Dios puede sanarnos tanto a través de la oración como de la medicina convencional".









LA IMPOSICIÓN DE MANOS


La imposición de manos es uno de los métodos de curación y sanación más antiguos, conocidos y populares. En el antiguo Egipto ya hallamos pruebas de su existencia, como en el papiro Ebers, datado hacia el 1552 a.C., donde se describe a esta técnica como un tratamiento médico utilizado en aquellos tiempos.




La imposición de manos es la manera más común de recibir el don divino de la sanación; también es parte fundamental de la sanación o curación espiritual. Fue, como ya hemos indicado, uno de los métodos para curar que Jesús y posteriormente los apóstoles y sus discípulos, utilizaron. Más adelante, en el Cristianismo se convirtió en una práctica común, así como el predicar, el administrar los sacramentos o impartir la bendición con el agua bendita y/o con el aceite (óleo) consagrado.




El sanador espiritual actúa como un canal permitiendo que sus guías espirituales utilicen su campo energético y así puedan trasladar a través de él y hacia el paciente, diferentes energías de Luz. Todas estas energías poseen un elevado nivel de vibración, a través del cual se pueden equilibrar los cuerpos emocional, mental, espiritual y físico de las personas que deseen y/o necesiten recibir dichas energías.






Según nos explica don Joseph, "el sanador espiritual únicamente es el canalizador de dicha energía universal y sabe muy bien (o debe saber, siempre que sea honrado y sincero y no le mueva el lucro económico) que NO ES ÉL QUIEN SANA, SINO QUE QUIEN SANA ES DIOS O SERES DE NIVELES SUPERIORES, A TRAVÉS SUYO. El sanador o curador únicamente es un facilitador de esa energía y por ello, en su actuación debe regir siempre este principio, norma básica o, si se quiere llamar así, mandamiento:
"La labor del curador espiritual ha de estar siempre regida por los principios básicos de la humildad, la honestidad, la honradez y, sobre todo, debe actuar en toda ocasión y momento con mucho amor y respeto hacia todas las personas que lo necesitan".


Un encuentro con un sanador espiritual realmente comprometido con su misión puede resultar para la persona una experiencia de un valor incalculable; ya que estimula al hombre o a la mujer que lo necesitan, no sólo a mejorar su calidad de vida sino que también lo/la hace participar activamente en el proceso de su curación, ya sea únicamente espiritual, psíquica o incluso en muchas ocasiones, sanación a nivel físico.




Sea el caso que sea, el proceso de curación se lleva a cabo únicamente entre el paciente y Dios; en todo dicho proceso, el sanador -dice don Joseph- es solamente un testigo del resultado; "un testigo que en no pocas ocasiones se siente reconfortado y satisfecho por el sólo hecho de que la persona experimente una mejoría o llegue a curar completamente. Asimismo, muchas veces tal experiencia hace cambiar la actitud del enfermo frente a su existencia, puesto que después de haberla vivido, la persona adquiere una fortaleza interior, una nueva confianza de su valor como persona, más autoestima y más seguridad en sí misma, por sólo citar algunas mejoras sustanciales en su existencia; mejoras que posiblemente, de otra forma no hubiera alcanzado".




Para evitar cualquier tipo de confusión, don Joseph especifica que "la sanación y curación espiritual que llevamos a cabo en el Templo de la Luz Interior (fono de Santiago 02-8392939) es radicalmente distinta y no tiene nada que ver con la que realicen o puedan realizar grupos católicos carismáticos, grupos o comunidades evangélicas o cualquier otro ritual similar que lleve a cabo cualquier grupo o entidad esotérica o religiosa, secta o grupúsculo o cualquier individuo que se anuncie o promocione en el mismo o parecido sentido".


En cuanto al hecho, ciertamente poco habitual, de que su consulta sea gratuita, don Joseph lo explica así: "Obviamente, cobramos una tarifa, muy asequible, por las sesiones de Reiki e Hipnosis, y las terapias o rituales de distinta índole que llevamos a cabo también tienen sus respectivas tarifas. Pero por todo lo que tiene que ver con el ritual de curación espiritual en sí, no existe tarifa ni podemos cobrar importe alguno a nadie, ya que nuestro principio básico es el ya señalado más arriba: la curación proviene de Dios, nosotros únicamente somos sus instrumentos y, por tanto, no se puede percibir dinero por nada que proceda de Dios. A criterio de cada persona que acude a recibir la curación queda el dejarnos después un donativo, según la valoración que haga en su conciencia de la ayuda recibida. A ello no nos podemos negar".

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