domingo, 18 de diciembre de 2011

TIEMPO DE RECUERDOS



Al pensar en la ciudad de Río de Janeiro, en Brasil, suelen cruzarse muchas cosas por la mente: el pan de azúcar, las playas deCopacabana o Ipanema, , los espectáculos de sus carnavales, entre otras cosas. Sin embargo, en este bello sitio sudamericano se encuentra, además, una de las siete maravillas del mundo moderno.
Imponente en toda la ciudad
Imponente en toda la ciudad
Sin lugar a dudas, se trata del Cristo Redentor, situado en el Corcovado –una colina de 710 metros de altura con una espesa vegetación, perteneciente al Parque Nacional Tijuca  -. Realmente, una construcción magnífica y que deja maravillados a los cientos de turistas que se acercan cada día a admirarla.
Con una altura de 38 metros y más de mil toneladas de peso, el Cristo Redentor es, ciertamente, el monumento emblemático tanto de Río de Janeiro como de todo Brasil. Esto, no sólo se debe a la imponencia de su construcción sino, también, al valor cultural y religioso que posee.
El período de su construcción abarca los años entre 1926 y 1931, cuando finalmente quedó inaugurada como homenaje al centenario de la independencia. Pese a esto, el proyecto ya había estado presente cerca de 1850 pero fue rechazado por la Princesa Isabel de Brasil.

La construcción realizada por Heitor Da Silva Costa (ingeniero), Paul Landowski (escultor polaco) y Carlos Oswald (artista plástico), que presenta un característico estilo de Art Déco, fue remodelado en 1980 (por la visita del Papa Juan Pablo II) y en 1990. Además, en 2003 se instalaron escaleras eléctricas para hacer más fácil el acceso a la plataforma de la estatua.
Colosal estatua
Visitar el Cristo Redentor es, sin dudas, disfrutar de unas de las más hermosas panorámicas que se puede llegar a imaginar. Así, tiene la posibilidad de acceder caminando o en automóvil, abonando 4 dólares por persona o, a través de un hermoso paseo en tren por 8 dólares cada uno.
Evidentemente, el paseo en tren es uno de los atractivos que ofrece esta hermosa estatua vigía –la forma en que Jesucristo se encuentra con los brazos abiertos supone que está cuidando a toda la ciudad -. Durante el trayecto verá tanto paisajes de montañas como hermosos y densos bosques que hace que el terrible calor del verano sea mucho más llevadero.
Una vez situado en la altura máxima del monumento, entenderá porqué el Cristo Redentor es una maravilla mundial. Las imponentes vistas de la ciudad lo dejarán boquiabierto y nunca querrá dejar de disfrutar de ese bello paisaje.
Conozca el Cristo Redentor y no dejará de sorprenderse ni con la imponencia monumental del mismo ni con los bellos horizontes que podrá contemplar desde él. Todo Río de Janeiro apreciado en un abrir y cerrar de ojos.

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