Por: Wilfredo Pérez Ruiz (*)
Cada  sábado desde hace doce años se desarrolla en Miraflores una bioferia de  productos cultivados sin pesticidas ni  químicos. Pequeños productores  que se dan cita para impulsar la cultura orgánica en nuestro país. Una  interesante propuesta con gran acogida internacional. En Perú el  comercio orgánico sigue ganando terreno, promoviendo buenas prácticas  ambientales y nutricionales, y beneficiando localmente a los 35, 000  pequeños productores y agricultores que por diversas razones apuestan  por esta propuesta saludable, con gran proyección en otros países.
Es  sábado y decidimos llegar temprano al histórico Parque Reducto Nro. 2  con la intención de conocer este lugar convertido en el foco de atención  de un público interesado en los cultivos orgánicos. Durante el  recorrido encontramos amables personas deseosas de explicar los procesos  seguidos en el cultivo de sus saludables productos, usando compost como  abono y controladores biológicos de plagas en vez de pesticidas. 
En  el lugar se ofrecen cerca de 800 distintos, entre frescos y  procesados.  Hay hortalizas, hierbas aromáticas, tubérculos, frutas,  menestras, café, panes artesanales, aceitunas, encurtidos, néctares,  aceites, chocolates, variedades de yogures, quesos, mermeladas, huevos,  semillas, medicina natural, compost y hasta prendas de vestir como polos  de algodón nativo. Nos llamó la atención la presencia del pisco “La  Caravedo”, convertido en el único licor orgánico peruano, certificado y  exportado a Europa. Todas las semanas se invita a personas interesados  en objetos afines como juguetes de madera reciclada y en desuso  (pintados con cera natural), instrumentos musicales, entre otros. 
La  iniciativa surgió 1999, coincidiendo con el “Día Mundial del No Uso de  Agroquímicos” que se conmemora cada 4 de diciembre. Fue entonces que la  Asociación Eco-Lógica Perú, con el apoyo de la cooperación internacional  (Holanda, Suiza y Alemana) asumió el reto de crear una bioferia  de alimentos cultivados sin agroquímicos ni  fertilizantes sintéticos.  Es una inquietud destinada a colocar en la mesa del consumidor alimentos  saludables, de buena calidad y modificar dañinos hábitos alimenticios.
Se  trata de un mecanismo de venta especializado y único en comestibles  ecológicos acreditados. Una investigación permitió conocer que aunque  éstos se ofertan en otros establecimientos, los clientes prefieren la  bioferia miraflorina por la comunicación directa con los productores.  Ocurre que apostar por lo orgánico es, también, algo cultural, una  manera de ser y de ver el mundo, una actitud frente a la vida moderna,  una vocación de diálogo permanente, de estrechar lazos e integración con  la comunidad. Es ir más despacio, es darse un tiempo para escoger, para  charlar, para disfrutar del espacio abierto, y aunque suene a poesía,  es bueno mencionar que desde el punto de vista comercial es un negocio  rentable. El precio cubre los costos e incluye utilidades  no menores al 20 por ciento. Los productos cuentan con una  certificación otorgada por alguna de las siete empresas especializadas  en el Perú, que se renueva anualmente y tiene un costo de entre 300 y  1.500 dólares, en función de la lejanía de los sitios a inspeccionarse y  los servicios requeridos.
La  bioferia se ha convertido es un espacio educativo donde se desarrollan  actividades de sensibilización sobre el uso de métodos naturales en  prácticas agrícolas y, además, se difunden temas culturales relacionados  con los recursos naturales, la conservación del ambiente y su  vinculación en la vida del ser humano, complementada con la presencia de  promotores de agricultura ecológica, del cuidado de la salud y el  fomento del ecoturismo. Hay charlas, talleres, teatro, exposiciones  educativas, información ecológica, entre otras para acercar al visitante  al patrimonio natural. 
Una de sus fortalezas es el trato personalizado y  la capacidad de los productores de explicar cómo realizan sus cultivos y  su compromiso con esta forma diferente de producción. El consumidor  aporta sus sugerencias de cómo incrementar la variedad en la oferta. La  Asociación Eco-Lógica Perú, gracias al auspicio de la municipalidad de  Miraflores, ha hecho de este escenario un lugar de encuentro de gente  que valora su calidad de vida. La calidez en el trato se respira desde  que uno llega. Reciben numerosas visitas de entidades educativas,  turistas, amantes de la naturaleza y público interesado en informarse  sobre esta experiencia y conocer productos de diversas zonas  del país.
Se  tiene planes de expansión en diversos distritos de la capital. Una  buena alternativa para conocer la creatividad de un negocio "verde", su  impacto favorable en la gestión ambiental y la posibilidad de acceder a  productos saludables.
 (*) Docente, conservacionista, consultor,  miembro del Instituto Vida y ex presidente del Patronato del Parque de Las Leyendas - Felipe Benavides Barreda. http://wperezruiz.blogspot.com/
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