“Una  persona difícil no es alguien que simplemente tiene un día malo, o  alguien con quien usted tiene un conflicto de personalidades. El  individuo difícil lo es, frecuentemente, con casi todo el mundo”.-  Bárbara Schmidt Harrison.
Mientras  que la mayoría de los empleados se llevan bien con los demás y hacen su  trabajo sin ningún problema, las “personas difíciles”, que se  encuentran en casi cualquier organización, rompen el ritmo de trabajo,  hacen difícil la comunicación entre todos, incomodan a otros, o  simplemente resisten de modo pasivo. Tienen el problema crónico de dar  quejas, expresar un punto de vista negativo o presentar un  comportamiento problemático en sus relaciones con los demás.
En  el modelo que utiliza Robbins, en el texto de “Comportamiento  Organizacional”, los factores que influyen en el desempeño y resultados  de los recursos humanos en las organizaciones se analizan en tres  niveles: el individuo, el grupo y los sistemas organizacionales.
El  “individuo”, que Robbins en su modelo denomina “insumo humano”, se  incorpora a la organización portando atributos personales que lo  caracterizan, como son: características biográficas, personalidad,  conocimientos y habilidades, valores y actitudes, necesidades y  motivaciones personales, entre otros. Se integra a un grupo y se  relaciona con sus miembros mediante las comunicaciones interpersonales.
En  el “nivel de grupo” se producen constantes interacciones, como  resultado del cumplimiento de diferentes tareas, el análisis y  participación en la toma de decisiones, el manejo de conflictos, la  integración de equipos de trabajo, entre otras. Su trabajo se dirige y  coordina por el jefe del grupo, que conecta a sus miembros con el resto  de la organización a través de la estructura. También influyen en este  nivel los diferentes “liderazgos”, formales o informales, que actúan  dentro del grupo.  
En  el tercer nivel, “los sistemas organizacionales”, además de la  estructura, ejercen influencia en el comportamiento del individuo: el  diseño de los procesos de trabajo, las tecnologías, las políticas y  prácticas en la esfera de los recursos humanos (evaluación del  desempeño, compensaciones, etc.) así como la “cultura organizacional”,  que identifica los valores y conductas que caracterizan el “cómo” se  hacen las cosas en esa entidad.  
Las  “salidas” principales de estos procesos, que Robbins denomina  “resultados humanos”, se expresan en cuatro indicadores o dimensiones  que son: ausentismo, rotación, productividad, y satisfacción laboral.
Muchas  investigaciones evidencian que, bajo la influencia de todos estos  procesos, se producen modificaciones importantes en los comportamientos  de las personas. Es decir, que la incorporación de los “recursos  humanos” a estas dinámicas constituye un proceso de  enseñanza-aprendizaje. No obstante, también existen evidencias de que  hay personas que no logran integrarse completamente y que mantienen  comportamientos que son rechazados, o al menos no resultan agradables,  para el resto de los miembros de la organización.  
Las personas difíciles.
En  una organización trabaja un grupo diverso de personas, que deben  complementar e integrar sus esfuerzos para la realización de tareas que  conduzcan a determinados resultados que se correspondan con los  objetivos y estrategias de la organización. Aunque todos deben trabajar  juntos, muy pocas veces tienen la posibilidad de escoger sus jefes,  compañeros de trabajo o subordinados.  
En  estas circunstancias, pueden surgir conflictos entre individuos que  deben trabajar juntos, pero que quizás no les gustaría hacerlo. Muchas  veces, estos conflictos pueden volverse más importantes que las metas  organizacionales comunes, que constituyen la razón de ser del  departamento, u organización donde se encuentran.  
Mientras  que la mayoría de los empleados se llevan bien con los demás y hacen su  trabajo sin ningún problema, las “personas difíciles”, que se  encuentran en casi cualquier organización, rompen el ritmo de trabajo,  hacen difícil la comunicación entre todos, incomodan a otros, o  simplemente resisten de modo pasivo. Tienen el problema crónico de dar  quejas, expresar un punto de vista negativo o presentar un  comportamiento problemático en sus relaciones con los demás.  
Lo  característico de estas personas es que: uno, su comportamiento  problemático aparece frecuentemente y con más de una persona y; dos, su  comportamiento tiene un efecto negativo sobre su productividad y la de  los demás.  
No  obstante, debemos reconocer que todas las personas no son como  quisiéramos que fueran (tampoco nosotros somos como quisieran otras  personas). Por tanto, hay que aprender a trabajar y a convivir con  todos.  
Estrategia para trabajar con personas difíciles.
Los  especialistas reconocen que, las estrategias que proponen Thomas y  Killman para el manejo de conflictos como son: evitar, ceder, forzar,  comprometer, o colaborar, que fueron analizadas en un trabajo anterior,  no son totalmente válidas en todas las circunstancias. Ante “personas  difíciles”, hay que aplicar “estrategias especiales”.
Entre  los trabajos consultados sobre este tema, el que me ha resultado más  didáctico es uno firmado por Bárbara Schmidt Harrison que, al parecer,  es utilizado para orientar el análisis y discusión de un video sobre  este tema.
Según  el trabajo referido, existen dos enfoques generales para relacionarse  con el comportamiento difícil: uno, trabajar para “remediar” el  comportamiento; dos, desarrollar una estrategia para manejarlo. La meta  de los dos enfoques es la misma, minimizar el problema y maximizar la  utilización de los recursos humanos de una organización. Ambos enfoques  incluyen los mismos cuatro pasos, que se resumen a continuación.  
Paso 1: identifique el problema  
Comience  por tratar de entender la naturaleza del problema. Esto significa  identificar el comportamiento específico que es inaceptable, determinar  con quién surge y con qué frecuencia ocurre. El comportamiento negativo  que ocurre con una sola persona es probablemente la evidencia de un  conflicto de personalidades. En lugar de ser un “comportamiento  difícil”, las dos personas involucradas deben solucionarlo.
Paso 2: Examine las relaciones  
Examinar  cómo la “persona difícil” interactúa con los demás proporciona algunas  claves acerca de las posibles causas de su comportamiento. Identificar  por qué ocurre y por qué es molesto ayuda a buscar una posible solución.
Paso 3: Determine la causa  
El  comportamiento difícil siempre tiene alguna(s) causa(s), como puede  ser: baja motivación, problemas de personalidad, o una incomodidad  general. Si no hay una causa identificable para la persona involucrada o  para los demás, se debe ignorar el comportamiento.
Paso 4: Busque una solución y logre un acuerdo, con un compromiso para lograr esta solución  
Cómo realizar el intercambio con la ”persona difícil”.
Una  vez que usted ha determinado las causas de este comportamiento, el tema  debe discutirse con la persona. Haga un plan del enfoque que mejor se  amolde a la naturaleza y gravedad del problema, y a la personalidad del  individuo involucrado y a su relación con esta persona, o con los demás.
Para esto, se recomienda proceder de la siguiente forma.
a)  Reúnase con la persona. Hágalo en privado de tal manera que puedan  analizarse situaciones que pueda resultar incómodo discutir con la  presencia de otros. Además, disponga del tiempo suficiente para poder  hablar sobre el tema. Escoja un momento en que usted esté calmado y  adecuadamente preparado para la discusión y, al mismo tiempo, que la  otra persona resulte accesible.
b)  Describa el comportamiento difícil de una forma no acusatoria. Básese  en la descripción de los hechos específicos: “Alberto, todos queremos  hacer bien nuestro trabajo; pero cuando todo lo que recibimos son  críticas, tenemos la impresión de que no estamos haciendo las cosas  correctamente”.  
Evite  ofrecer su opinión de por qué existe el problema, limítese a la  discusión del comportamiento o del problema, en lugar de la personalidad  del individuo. Céntrese en los sentimientos negativos que genera su  comportamiento en Ud. y en los demás. Finalmente, escoja 1 ó 2  comportamientos negativos, para evitar agobiar a la persona. Estos deben  ser comportamientos sobre los que la persona debe de hacer algo para  remediarlos.
c)  Utilice la capacidad de escuchar atentamente, para entender el problema  y sus causas. Escuchar atentamente incluye: 1- Mostrar acuerdo: “puedo  ver que estás sorprendido y molesto acerca de lo que te acabo de decir”;  2- Preguntar, para asegurarse de que usted está entendiendo las ideas  principales: “entonces, tú nos criticas para que hagamos mejor nuestro  trabajo, no porque nuestro trabajo no sea bueno”. Las personas pasivas  necesitan mucha motivación para comenzar a hablar. Espere pacientemente a  que respondan a sus preguntas y escúchelos con empatía, una vez que han  comenzado a hablar.  
d)  Enuncie el cambio de comportamiento que usted está buscando. Sea claro  acerca de lo que usted y otros desean, pero tenga una mente abierta  acerca de cambiar su meta o solución, si es adecuado.  
e)  Pida ideas para lograr el cambio y sobre cómo lograrlo. El o ella, con  frecuencia, encontrarán las mejores soluciones y tendrán más  posibilidades de implementarlas que las que les pueden ofrecer otras  personas. Exprese confianza en la habilidad de la persona para cambiar.  En ocasiones, si el clima del intercambio es positivo, puede resultar  conveniente preguntarle en qué puede ayudarlo usted.
f)  Haga un plan de acción conjunto. Trabaje hacia una solución aceptable  para ambas partes. Logre un acuerdo sobre acciones específicas que usted  o la otra persona tomarán y pónganse tiempo específico para estas  acciones. Comience con las metas a corto plazo y que se puedan obtener  fácilmente.
g)  Especifique una fecha de seguimiento. Esto le recordará a ambas partes  los momentos en que podrán revisar el progreso en la implantación del  plan.
h)  Haga un seguimiento. Reconozca cualquier progreso que se haya hecho. Si  no ha habido ningún cambio en el comportamiento difícil, vuelva a  evaluar el plan de acción y revíselo si es necesario.
A  veces, remediar el comportamiento problemático se vuelve poco realista y  práctico. En estos casos, se puede utilizar la estrategia de adaptarse a  éste. La adaptación trata de lograr lo mejor de una situación difícil,  minimizando el daño producido por el comportamiento no deseado.
Mientras  se aprende a adaptarse en forma exitosa con cada situación, como en un  proceso de prueba y error, existen algunas técnicas generales que se  pueden aplicar a diferentes situaciones, entre las que, en el trabajo  referido, se sugieren las siguientes:
Mantenga la calma. No discuta con la otra persona y no haga ninguna acusación.
Escuche. Utilice su capacidad para escuchar atentamente, para verificar su comprensión de lo que se está diciendo.
Sea firme. Decida con anterioridad qué comportamiento aceptará y cuál no y no se deje llevar más allá de este límite.
Sea persistente en sus respuestas. Esto comunica a la persona difícil que usted realmente cree lo que le está diciendo.
No pierda confianza en sí mismo, o en su capacidad de relacionarse con los demás.
Busque  formas de disminuir su relación con este comportamiento, o de reducir  las causas del mismo. Considere modificar el medio ambiente de alguna  forma.
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